CAPÍTULO 26

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Jóvenes Eternamente - Pol 3.14

Camila's POV

Yo... Lauren... Lauren acababa de besarme.

—Oh, lo siento mucho señora, perdón, pase, cierre la puerta al entrar. —Me di la vuelta y cogí un pañuelo de la caja que había sobre la mesa, limpiándome el gloss de labios que se había extendido por encima de mis labios. —Dígame, ¿qué le ocurre al pequeño? —¿Cómo se suponía que debía centrarme ahora en hacer mi trabajo? Dios, ¡¡¡¡¡¡me había besado!!!!!! Pero es que ni siquiera sabía cómo reaccionar.

—Tiene fiebre, le duele la cabeza, tiene tos y todo el cuerpo. —Asentí escribiéndolo todo en la pantalla del ordenador, suspirando un poco. Tenía que luchar contra mí misma por esconder esa sonrisa que me salía constantemente. —Ya ha tomado antibióticos y no le hacen nada. —Hice una mueca al escucharla, volviéndome hacia la señora.

—Si tiene lo que creo que tiene, es normal que no haga nada. Vamos, ven conmigo a la camilla. —Sonreí al niño, que se levantó de su sitio con cautela y se sentó en la camilla con mi ayuda.

Sólo Dios sabe el esfuerzo que hice en auscultarlo y examinarlo sin pensar en Lauren, sólo centrándome en lo que tenía que hacer. Si fui capaz de aquello debería graduarme ya en medicina y olvidar aquél último año que iba a acabar conmigo. Oh dios, volvía a pensar en Lauren, volvía a sentir esa sensación de sus labios contra los míos y, en cuanto el niño se bajó de la camilla sacudí la cabeza, yendo hacia la mesa.

—Tiene gripe, así que... Nada de antibióticos. —Miré a la señora con una pequeña sonrisa, escribiendo la receta en un papel. Miré mi letra y arrugué la nariz, sólo la entendería yo. —Ibuprofeno cada seis horas, que se mantenga de reposo estos días, que beba mucha agua y si no remite entonces que vaya a su doctor para que le haga un nuevo chequeo.

—Muchas gracias. —Sonrió la mujer, y antes de que se fuera estiré la mano hacia ella.

—Mmh... Señora, por favor, ¿podría no decirle a nadie lo que ha visto en consulta? Y—Yo estoy de prácticas, y si se enteran de eso me van a echar.

—Claro. —Sonreí más, humedeciéndome los labios mientras los veía salir.

Suspiré pasándome las manos por la cara, necesitaba algo que me hiciese borrar esa sonrisa y centrarme en mi trabajo. ¡Pero me era imposible! Toda la culpa la tenía Lauren, dios. No me podía creer lo que había pasado hacía 10 minutos, la chica por la que había llorado las últimas 3 semanas me había llorado, al final a ella le gustaba yo. Era surrealista, era increíble. Tenía que parar a pensar fríamente en lo que acababa de pasar. O mejor no, no lo pensaba porque venía otro paciente.

Y así pasé las horas, entre paciente y paciente, intentando mantener la mente en lo que hacía sin que Lauren apareciera por mis pensamientos, pero de vez en cuando lo hacía. Más bien, siempre, pero aprendí a hacerlo intentando hacer mi trabajo. Las horas pasaban muertas, los minutos eran eternos, ¿¡cómo podía pasar el tiempo así!? Di vueltas por la consulta mientras no había nadie, saliendo a mirar el pasillo por si Normani estaba por allí, pero no.

Faltaban quince minutos para las seis y media de la mañana, y yo andaba sentada en el sillón de la consulta moviendo las piernas rápidamente, esperando a que dieran las y media. Entonces el doctor apareció por la puerta y esbozó una sonrisa al verme.

—Vete, anda, tengo que preparar un par de cosas antes de que empiece la consulta. —Salté de la silla y asentí con rapidez, poniéndome las manos a la espalda. —¿Alguna incidencia o algo que deba saber?

blue nighttimes; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora