Cena

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Cloe

–Wow...–hago una pequeña pausa mientras le doy una ojeada el lugar. – ¿Estás seguro de que no eres un narcotraficante?– el suspira riendo. –Este lugar es la mera bomba...– le digo de nuevo admirada por tan sofisticado espacio. –¿Quién dice eso hoy en día?– ríe mientras me ayudar a bajar del auto.

Pellizco su mano por ese comentario y me niego a caminar a su lado.

– ¿Ahora estás molesta?– pregunta mientras nos encaminamos a la entrada del restaurante.

– No es mi culpa que hace más de tres años no tenga citas...

– ¿Así que esto es una cita?– pregunta presuntuosamente dándome el paso. – ¡Auch!– se queja mientras lo codeo al pasar. – Para empezar, es tu mamá la que está esperándonos ahí dentro, así que "esto"– digo señalándonos. – No es una cita, ni está cerca de serlo.

–Pretenciosa– murmura y yo prefiero ignorarlo.

–¿Mesa para dos?– nos pregunta un camarero. –Tenemos reservación y ya están esperándonos, gracias.– contesta Steve.

Caminamos por un extenso pasillo con vista al jardín cuando llegamos hasta nuestra mesa. –Hola querida, que gusto de verte. – la madre de Steve, Ruth, se pone de pie al vernos llegar y me saluda con un beso en la mejilla abrazándome. Inmediatamente me pongo tensa e intento devolverle una sonrisa pero ha sido en vano, no estoy acostumbrada a este tipo de afecto, sobre todo cuando este proviene de una mujer que solía ser muy amiga de mi madre. A quién ahora odio.

–Mamá, ya déjala, no es para tanto. – Protesta Steve, y no logro entender cuál es su intención, pero creo que ha notado mi gesto.

Una mesa cuadrada y demasiado elegante se muestra frente a nosotros y no sé en dónde sentarme, si al lado de Ruth o al lado de Steve. Sin darme tiempo a decidirme Steve toma mi mano y me cede el asiento del fondo dejándome así frente a su madre, y claro, él se coloca a mi lado.

Mis manos permanecen frías a pesar de que es una noche cálida, veo a través de un gran ventanal situado a mi izquierda como la luna yace en el horizonte siempre tan grande y majestuosa, es fácil apreciar desde esta posición como los pocos rayos que aún quedan del sol juegan con ella, iluminándola con unos pequeños destellos, creando un perfecto crepúsculo, creando lo que podría ser una mágica velada.

No puedo evitar preguntarme una y otra vez ¿A qué ha venido esa inesperada visita de Greg? ¿Qué habrá en ese sobre que resulta ser tan misterioso e importante? ¿Quién era esa chica de cabello rosa? Me resulta frustrante no tener el control de las cosas que entornan mi vida. 

Se me es inevitable suspirar al pensar en eso.

–¿Vino? – me pregunta Steve haciéndome volver al presente. –No graci... Ahhhh! qué más da, llena toda mi copa por favor.

–Con gusto señorita. – responde el mesero y se inclina para servirme de esa bebida escarlata que espero logre borrar de mi mente estos últimos dos días.

–Cuéntanos Cloe, ¿Qué tal has estado? – Ruth toma un sorbo a la espera de mi respuesta. Ella es una persona con una mirada que intimida a cualquiera. –No tengo mucho que decir la verdad– le respondo y hago una mueca al pensar en mi padre. –Me alegro de que Steve te haya visto en el trabajo, no sabíamos que estabas por aquí.

Steve puede sentir mi nerviosismo y de inmediato cambia la conversación.

–¿Ya saben que van a ordenar? A mí se me apetece un filete asado...– comienza a decir mientras que Ruth no deja de verme con ojos inquisitivos.

Al Otro Lado De Mi Vida © ✔️Where stories live. Discover now