Heridas

215 9 2
                                    

Cloe

La luz de la luna ha comenzado a proyectarse por una pequeña rendija tocando a medias mi rostro, suspirando a gritos por un poco de atención, esta se desvanece y cala en lo más profundo de mi ser. Pero no hay nada, no siento nada... todo sigue igual que hace unas horas... no puedo reír, no puedo hablar... no puedo llorar. Estoy más seca que una hoja de otoño y todo se ha acabado ya, no soy la misma de hace unas semanas, soy otra la que está acá posada sobre las duras rocas de la soledad cubriendo mi cuerpo.

Y estoy perdiendo la poca cordura que me queda.

Tenía apenas diecisiete años cuando mi vida se transformó para siempre, sin darme cuenta fui perdiendo lo que más me importaba con el pasar de los años, todo cambió... yo cambié. Ahora simplemente no me reconozco, veo mis manos, mi cuerpo, toco mi rostro, mi cabello y parecen ser los de alguien más; y es que cuando entregas todo por amor simplemente te quedas vacía y marchita por dentro. Me enamoré de él sin siquiera sospechar de lo que se avecinaba, tan ingenua como siempre.

Ahora los días han dejado de significar, se han vuelto eternos, las horas insufribles, los minutos un tormento y los segundos mi propio infierno... He tenido de sobra para pensar en mi vida, mi patética vida. He tropezado y me he levantado... vuelvo a caer y con cada tropiezo me vuelvo más débil... hay días en los que dejo que mi mundo se venga abajo y la soledad, mi fiel compañera, tome posesión de mi cuerpo, dejándome embriagar por sus palabras y dejando que fluya en mi interior.

Dicen que el tiempo puede sanar las heridas. Pero lo que no nos dicen, es que las cicatrices siempre nos recordarán el pasado, que la sensibilidad esquiva el razonamiento y éste, a su vez, desgasta la entereza... Dicen que de todo se aprende, pero cuanto daría porque no siempre las lecciones fueran tan dolorosas.

"La soledad es un sinónimo de la resaca que el mar deja en la playa... Y acaso la playa sin mar ¿no es lo mismo que un desierto?..."

*Flashback*

La puerta de la avioneta se abre cuando piso el último escalón y mis ojos se abren como platos al verla ahí de pie a pocos centímetros de mi en ese ajustado vestido...

–No pareces tan linda ahora ¿verdad?– dice Caroline mientras recorre su dedo índice por mi rostro. Su cara está amoratada y tiene la boca hinchada, pero aún así sonríe con maldad. Me aparté de un tirón para evitar que siga tocándome esa víbora y el hecho de verla reír como una hiena hambrienta ante mi gesto solo hace que me enfurezca aún más.

Estoy por lanzarme sobre ella pero las manos de Nithan me detienen en pleno acto.

–Métela a la avioneta Nithan– ordena.

Nithan me coge con fuerza tirando de mi brazo y me sienta sobre uno de los asientos traseros posicionándose junto a mí y dejándome acorralada. Veo que Steve sube también tomando asiento frente a nosotros y un hombre musculoso se sube al otro lado quedando a un lado de nosotros. Por el rabillo del ojo veo como Caroline se introduce en la cabina de la avioneta desapareciendo en el interior.

Me percato de como Nithan me mira, primero observa mi cuerpo despacio y luego sus ojos yacen buscando los míos, lo encaro topándome con su mirada fría y atenta a la vez, es un gesto ya muy conocido de él, me recuerda a ese día en el que creí iba violarme y matarme.

–Átala– dice el hombre musculoso entregándole una cinta gris a Nithan.

–Eso es una mala idea– sisea Steve quién aún se niega a verme.

–Átala– repite sin importarle el comentario.

Nithan mira a ambos sujetos con su típica sonrisa de lado y sacude la cabeza de un lado a otro en son de burla y comienza a reír de una manera escalofriante. –Par de idiotas. ¿Qué les hace creer que voy a recibir órdenes de ustedes?– ahora me mira de vuelta y esta serio de nuevo.

Al Otro Lado De Mi Vida © ✔️Where stories live. Discover now