Un Agudo Dolor

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Greg

A veces me imagino a su lado, me imagino sentado tomando su pierna acariciándola lentamente mientras conduzco hacia un camino sin fin, a veces me imagino el sonido de su risa, el sonido de su voz y esos ojos grises clavándose profundo en mi interior, mi piel sensible a su tacto, mis labios deseosos de más, mi cuerpo pidiendo a gritos el suyo... Pero no está, nunca estará, es solo un recuerdo que me ha dejado el frío invierno.

A veces me permito fantasear de nuevo y me permito volver a soñar, pero abro los ojos y la realidad me vuelve a golpear, soy prisionero en mi propia vida, por fuera soy todo un hombre fuerte, inteligente, listo y bueno... pero por dentro sufro, es como si me estuviera quemando, como si no pudiera respirar... cuando ella me lo daba todo, cuando ella me daba una razón para sonreír.

Volví a vivir al verla aquella mañana lluviosa y estaba siendo libre por fin de las ataduras del odio, pero este odio es más fuerte que nosotros porque me ha vuelto a atar al pasado del que siempre escapé negándose a dejarme libre y ahora solo me queda conformarme con escuchar su voz en mi mente, es eso a nada... pienso en unos breves instantes de felicidad para poder seguir viviendo sin tener que morir en el intento.

–Mierda mi cabeza– Me quejo al sentir un dolor punzante cuando cambio de posición.

Estoy en una habitación pequeña, recostado sobre un colchón duro con las manos atadas a mi espalda, todo aquí es de colores llamativos. Me sacudo violentamente intentando sentarme pero eso solo empeora las cosas ya que con cada movimiento que doy las esposas se cierran con más fuerza sobre mis muñecas.

–¡¡Mierda!!– grité en protesta al sentir como el frío metal ejerce más presión con cada sacudida. Cierro los ojos y me recuesto de nuevo, respiro un par de veces procurando no moverme demasiado y relajo mis manos.

Alguien entra a mis espaldas interrumpiendo el silencio que se había vuelto tan abrumador y sin darme tiempo a verificar de quién se trata me tapan con cinta la boca y me giran violentamente. Una lágrima de dolor se me escapa al morderme la lengua por el fuerte dolor escocer en mis muñecas.

–No tenemos tiempo– dice y molesto arrugué las cejas al ver el rostro de la vaca pecosa frente mi. –Voy a soltarte las manos y saldremos corriendo. Las preguntas las contesto luego– habla viendo hacia todos lados mientras intenta desatar mis muñecas, yo al contrario lo mira confundido, no sé bien en donde estoy y el solo hecho de verlo aquí confunde más las cosas. Así que me limito a verlo de forma amenazadora. Stevens ignorándome por completo aprieta una última vez y mis manos están libres. Una sensación de alivio recorre mi sistema.

–¿Qué demonios haces tú aquí?– le digo mientras me quito la cinta de los labios.

–Solo diré que si quieres salir con vida de este lugar debes seguirme.

Stevens no dice nada después de eso. Se pone uno de sus dedos pecosos sobre la boca indicando que haga silencio y me hace señas para que lo siga. Obviamente no pienso confiar en él. Va vestido de la misma forma que los hombres que nos siguieron hace varios días a mí y a Cloe.

–Estas demente si piensas que voy a creerte– le digo sarcástico.

–Tú y ella tienen mucho en común– bufó riendo.

Stevens camina hacia la puerta y asoma despacio su cabeza, se voltea y me indica que salga junto con él. No sé si esto sea o no una trampa, pero mi instinto me dice que no debería de confiar en él.

–Vamos a salir de este lugar antes de que nos maten a los dos mañana...– habla mientras que yo pienso con que golpearlo. –Hay una salida al final del pasillo, en menos de un minuto estaremos afuera...

Al Otro Lado De Mi Vida © ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt