Luna Naciente

153 13 3
                                    


Cloe

Aquí estoy, con la cabeza sobre la almohada meditando en los pros y contras de una decisión que apresuradamente he tomado, inhalo profundamente al ver la luz de la luna que se cuela por la ventana danzando en la oscuridad de la habitación, creando sombras inusuales y jugando con los delirios de mi mente.

Mi piel se siente sensible al tacto, mi corazón va menguando el fuerte latir en mi pecho, mi cabello enmarañado es la prueba genuina del acto fortuito que acaba de acontecer en una cama que ni siquiera llamaría mía.

Sentir el cuerpo de Nithan descansar a mi lado >>totalmente desnudo<< me hace cuestionarme la última hora en la que sin duda pude sentirme libre, en donde tuve sensaciones que me llevaron al límite del éxtasis y en donde no pude reconocerme, y es ahí donde me doy cuenta de que ya no hay vuelta atrás... Le he entregado mi virtud a una persona que no amo puesto que es muy apresurado para hacerlo, siempre pensé que esa persona sería Greg pero me sorprende no sentir arrepentimiento al respecto.

Una vez mi padre me dijo que "todos prefieren un sol naciente que a un sol poniente" en ese momento no comprendí, pero ahora me doy cuenta de que eso es justo lo que por mucho tiempo él estuvo haciendo "nacer ante cada nueva posibilidad" y que ahora me toca hacer a mí.

–Hola– murmura Nithan parpadeando. Su brazo me tiene pegada a su pecho y el sudor de su piel se ha vuelto uno con el mío. Nuestras piernas enlazadas me hacen revivir sensaciones extrañas.

No había notado la humedad en mis mejillas hasta que él pasa su pulgar limpiando las lágrimas en ellas. –¿Estás bien?– pregunta viéndome con sus ojos marrones. Sonrío de lado y asiento con la cabeza.

–No lo parece. ¿Te he hecho daño?– en sus ojos puedo ver la angustia proyectarse en mi. Se incorpora sobre su codo viéndome atento de pies a cabeza y yo no puedo evitar sonrojarme.

–Estoy bien.– le aseguro sonriendo lo mejor que puedo y escondo mi rostro en su pecho permitiendo que me abrace.

Suspiro al sentir el inigualable aroma de su piel.

–Eres perfecta– susurra en mi pelo y me abraza con fuerza. Permanecemos así por varios segundos y el cansancio se hace presente.

–¿Sabes qué hora es? – pregunté acariciando con mi nariz su pecho. Habíamos acordado en irnos de aquí de madrugada.

–Las doce en punto– se queja al ver la hora en su reloj.

–¿Qué pasa? – pregunto cuando me despega de su pecho.

–Gustoso pasaría todo el día así contigo, pero tenemos que irnos ya...

–¿Es en serio, tenemos que irnos tan pronto?– me quejo haciendo muecas.

–Sí, lo sé.– Suspira y me besa en los labios.

Cierro los ojos dispuesta y segura de la decisión que he tomado y más me vale que no me arrepienta, además si hay algo me sirve de consuelo es el saber que Greg seguramente ya se ha acostado más de cien veces con la zorra de Coraline...

Mierda, me he acostado con el hermano de esa zorra.

Joder. Joder. Joder.

–¿En qué piensas tanto?– abro los ojos ante su pregunta y puedo ver que me mira de una forma salvaje. Los rayos de luz que penetran la habitación lo hacen ver más apuesto aún.

–En nada...– respondo y me distraigo al percatarme en el tatuaje que ya había visto de su pecho. Themhota. –Así que eres parte de Themhota– comenté afirmándolo.

–Era– responde evasivo y sale de la cama. Su espalda es ancha y con cada movimiento que hace se dibujan a la perfección sus músculos tensos dejándome a la visibilidad unos pequeños lunares.

–¿Y ahora qué eres?– pregunté acercándome un poco más y distingo que no son lunares lo que hay en su espalda, más bien parecen ser cicatrices.

–Tuyo– suspira tomándose la cabeza entre sus manos dejándome impactada. Esa no era la respuesta que yo me esperaba.

Me quedo en silencio pensando en que contestar o qué hacer pero las cicatrices llaman de nuevo mi atención y me pongo de pie envolviéndome con las sábanas colocándome frente él e ignorando su respuesta –¿Qué te pasó?

–¿Qué me pasó de qué? – su mirada se vuelve seria.

–¿Que te paso en la espalda?, la tienes cubierta de cicatrices.

–No es nada– responde y se coloca su camisa.

Me esfuerzo por mantener la calma.

–Temhota– susurro al recordarlo todo.

–No es lo que parece– dice Nithan, ahora lleva puesta su ropa y se pone de pie frente a mí.

–Claro que sí. Tú eres un miembro de esa mafia y estoy segura de que ellos te hicieron eso y Dios sabrá qué más– lo acuso.

–Ya te he dicho que eso era antes Cloe, ya no... ¿Recuerdas también cuando te dije que me arriesgaba mucho al venir a verte?

–Sí lo dijiste... ¿Entonces ya no estás con esa Mafia?– pregunté esperanzada.

–Escapé de mi padre, él es el jefe de la mafia y me están buscando para matarme por traición.

–¿Y por qué escapaste? – pregunté horrorizada ante la mención de que quieren matarlo.

–¿Es que no entiendes que estoy enamorado de ti? Y ahora que eres mía no pienso dejarte ir.

Da pequeños pasos acercándose a mí dispuesto a besarme mientras que yo intento retroceder para tratar de pensar, siempre que me besa olvido hasta mi nombre.

–Estás en un gran problema– murmuro rascándome la sien pensando.

–Y es precisamente por eso que nos iremos ahora mismo y vas a estar bien. Te lo juro. Confía en mí– me habla haciendo pequeñas pausas y dando pasos en mi dirección.

–Ya no sé en quién confiar Nithan, hay tantas cosas en mi cabeza que no sé qué es lo correcto– me quiebro.

–Todas las respuestas las tienes en el sobre. Te lo he traído para que descubras la verdad de todo, para que confíes en mí... Linda, vamos confía en mí por una última vez, prometo no defraudarte.

–Está bien– respondí al cabo de unos segundos. –Pero digamos que confío en ti. ¿Qué vamos hacer? ¿A dónde iremos? ¿Vamos a pasar el resto de nuestras vidas huyendo? Y... Ese amor que dices que sientes por mí, ¿no es solo un capricho o sí? – mi voz se ha vuelto tímida.

–Tengo un plan– responde con simpleza y sus ojos no dejan de verme intensamente.

–Y ¿cuál es tu "plan"? si es que eso si lo puedo saber– respondí con desilusión al notar que no respondió mi última pregunta.

–No empieces Cloe.

–Si claro, ahora me llamas "Cloe"– digo poniendo mis brazos como jarra.

Me sonríe de lado marcando su famoso hoyuelo. –¿Has notado que se te han caído las sábanas y que estás completamente deseable en este momento?

Rápidamente miro hacia abajo maldiciendo internamente al comprobarlo.

–¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Solo seguir mirándome acaso?.– respondo mientras intento no sonrojarme de nuevo y mantener la compostura, nunca había estado de pie desnuda frente a nadie.

–¿Confías en mí?–dice extendiendo su mano.  

Al Otro Lado De Mi Vida © ✔️Where stories live. Discover now