10. La última vez

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Entre besos y caricias, las dos chicas caen sobre el sofá azul. La rubia cae sobre el cuerpo desnudo de Lexa que, sin soltar sus labios, la va desnudando rápidamente para estar en igualdad de condiciones, lanzando el vestido de Clarke por su apartamento.

Cuando por fin tiene a Clarke desnuda de cintura para abajo, ya que ella misma le ha arrancado las braguitas en el almacén, acaricia su espalda con las uñas, agarrando su culo después, empujándola contra ella y sintiendo como su sexo roza el de la rubia.

Clarke devora los labios de su amante de manera desesperada. Le encantan sus carnosos labios. Le encanta enredar su lengua con la de la camarera y recorrer cada milímetro de ésta mientras sus manos se pierden acariciando su cuerpo. Siente una electricidad en la palma de sus manos que nunca antes había experimentado. Ese hormigueo que recorre todo su cuerpo cada vez que besa a Lexa es tan adictivo que a veces llega a asustarla. La incapacidad de permanecer alejada de esa mujer, junto a la imposibilidad de controlar su cuerpo y sus ansias de ella, también la aterran. Sabe que desde el momento en el que cruzó una mirada con ella, su vida se había complicado. Pero estando allí entre sus brazos, besándola con ganas, sintiendo cada roce y cada caricia en cada terminación nerviosa de su cuerpo, todo pensamiento negativo le parece inútil. Solo quiere disfrutar. Quiere dejarse llevar una vez más. Sobre todo porque han pactado que esa será la última.

Lexa lleva sus manos hasta el cierre del sujetador de Clarke y lo desabrocha, retirándolo con suavidad mientras besa los labios de esa rubia que la vuelve loca. Separa sus labios de la boca de Clarke y, alzándose un poco, los lleva hasta sus pechos, lamiendo y mordiendo sus pezones ya erectos, provocando que Clarke entremezcle su acelerada respiración con altos y excitantes gemidos de placer.

Entre lametones y pequeños mordiscos, la lengua de Lexa sigue el camino hasta su vientre, el cual besa suavemente recorriendo cada milímetro de él. Llevada por sus excitantes caricias, Clarke pierde el equilibrio y las dos se precipitan al suelo empujando la mesa con sus cuerpos, quedando esta vez Lexa encima de la rubia. Las dos empiezan a reírse sin parar después del susto de la precipitada caída.

—Creo que será mejor que vayamos a mi habitación antes de que nos partamos la crisma — dice Lexa entre risas, acercando sus labios de nuevo a los de Clarke, dándole un suave beso mientras ambas no dejan de reírse.

— Sí, creo que será lo mejor.

Lexa se levanta y estira el brazo ofreciéndole su mano a Clarke. Ambas se miran fijamente a los ojos sonriendo. La rubia agarra la mano y la camarera hace fuerza ayudándola a levantarse, pegando sus dos cuerpos aprovechando el impulso de la subida. Se besan de nuevo y, sin dejar de hacerlo, se dirigen a la habitación.

Cuando entran en ella, Lexa coge las riendas de la situación y, con su sonrisa pícara dibujada en la cara, empuja a Clarke para que caiga en la cama. La rubia suelta un gemido al caer de espaldas sobre las sábanas y contempla como la camarera se muerde el labio mientras gatea para colocarse sobre ella. Sus cuerpos desnudos chocan cuando Lexa deja caer la totalidad del suyo sobre la rubia, besándola precipitadamente, mordiendo su labio inferior atrayéndolo hacia ella.

—Esta será la última vez, Inspectora Griffin, pero créame que va a ser inolvidable — susurra Lexa rozando sus labios, tentándola para que le vuelva a besar.

Clarke la agarra por la nuca, hundiendo sus dedos en el pelo de Lexa, besando sus labios desesperadamente una vez más, siente sed de ella, tiene la necesidad de sentirla suya, de sentir su caliente lengua entrelazada a su propia lengua, y sentir como sus manos recorren suavemente cada parte de su cuerpo. Lexa por su parte también siente esa necesidad, quiere sentir ese calor que desprende su cuerpo, esa irrefrenable sensación eléctrica que recorre cada parte de ella cada vez que la besa o la toca, sin quererlo, Clarke se ha vuelto su adicción y aunque sabe que eso no es normal en ella, desea con todas sus fuerzas que esta no sea la última vez.

Adicción ProhibidaWhere stories live. Discover now