34. Pídeme que pare y lo haré...

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Lexa se acerca al borde de la piscina algo temerosa esperando a que Clarke saque la cabeza del agua y empiece a maldecirla por haberse caído. Cuando por fin ocurre, los azules ojos de Clarke se clavan en los suyos mientras retira con sus manos su pelo mojado peinándose hacia atrás, una imagen que no pasa desapercibida para Lexa, que siente como todo su cuerpo se estremece, la rubia parece una auténtica diosa. Durante unos segundos se quedan mirándose fijamente a los ojos completamente serias, Lexa sin saber qué decir y Clarke maldiciéndose interiormente por ser tan patosa.

-         ¿Estás bien? – pregunta Lexa esperando que esa mirada seria que Clarke le está echando no signifique que la culpa por la caída.

Pero la rubia sorprende totalmente a Lexa cuando empieza a reírse a carcajadas con esa risa tan ronca y dulce a la vez que la ex camarera tanto echaba de menos.

-         El agua está congelada – dice Clarke sin parar de reírse acercándose al borde de la piscina.

-         Lo siento, está climatizada para que se mantenga fría, odio bañarme en sopa – Lexa deja un poco los nervios atrás y también se ríe de la situación - te ayudo a salir, tengo toallas dentro y puedo dejarte ropa seca para que no pilles una pulmonía – le ofrece su mano y Clarke la mira unos segundos.

La rubia esboza una malvada sonrisa y agarrando la mano de Lexa, estira de ella haciendo que la ex camarera acabe también dentro del agua.

-         Serás... - dice Lexa achinando los ojos al salir del agua.

Clarke se queda sin respiración, la imagen de una Lexa completamente mojada, con ese traje pegado a su cuerpo, con la camisa blanca transparentando sus pechos, ya que la castaña no lleva sujetador, y sus pezones marcándose debido al frío del agua, hacen que sus ojos se desvíen sin poder evitarlo...empieza a pensar que su pequeña fechoría de tirarla al agua no ha sido una buena idea.

Lexa sigue el camino de la mirada de Clarke, dándose cuenta de que su blanca blusa ahora mojada no deja nada a la imaginación.

-         Lo siento, si hubiera sabido que acabaría metida en la piscina me hubiera puesto al menos un biquini – lleva sus manos a sus pechos, tapándolos, mientras no puede parar de reírse.

-         Yo emmm...yo... - Clarke desvía la mirada al verse pillada mirando fijamente esa parte de su anatomía – perdona yo...

-         Tranquila Griffin, tampoco es la primera vez que las ves – intenta matar la tensión que esa mirada ha creado en la rubia con algo de humor, sonriendo de lado al ver la incomodidad de Clarke que ahora no se atreve ni a mirarla, tiene las mejillas coloradas, los ojos ligeramente dilatados y esa tímida sonrisa que tanto la conquista.

Lexa se acerca poco a poco hacia Clarke, la cual ha dado unos pocos pasos hacia atrás, encontrándose con el borde de la piscina. Cuando la ex camarera llega hasta ella, sus cuerpos se rozan bajo el agua sin querer, Clarke se siente algo intimidada por como esos verdosos y brillantes ojos la miran fijamente, viendo cómo se desvían por un segundo hacia sus labios y después vuelven a sus ojos de nuevo.

Lexa quiere controlarse, lo intenta con todas sus fuerzas, pero las palabras del frenético discurso de Clarke siguen resonando en su cabeza, agudizando sus ganas de dejarse llevar por lo que sigue sintiendo por la rubia, y ahora que sabe que Clarke también lo siente, le es imposible mantenerse alejada de ella.

-         Sabes...tú también eres el puto amor de mi vida Clarke Griffin.

No, Clarke no puede, no debe, pero todas las confesiones de esa noche, las miradas, esos carnosos labios que ahora tiene tan cerca... ¡A la mierda con todo! Clarke agarra con fuerza la solapa de la mojada americana de Lexa con sus manos, empujándola con ímpetu hacia ella, quedando atrapada entre la pared de esa piscina y el cuerpo de la castaña, atacando sus labios de manera intensa y desesperada, queriendo bloquear la realidad, queriendo perderse en esa boca que tanto anhelaba volver a tener contra la suya.

Adicción ProhibidaWhere stories live. Discover now