35. ¿Le quieres?

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Clarke contempla en silencio sus manos aun entrelazadas en lo alto observando el anillo. Tanto tiempo guardando sus sentimientos, que unos minutos entre los brazos de Lexa la han hecho olvidarse del mundo, pero la pregunta de la ex camarera la ha devuelto de golpe a la realidad, un tremendo golpe que la hace darse cuenta de que por desgracia sigue habiendo un mundo fuera del calor de ese cuerpo, un mundo al que tendrá que enfrentarse tarde o temprano, un mundo que ahora mismo desea que desaparezca, porque estar entre esos brazos de nuevo, la ha hecho darse cuenta de que son el hogar en el que siempre ha querido estar.

Lexa la contempla en silencio, dándole unos segundos de margen, esperando una respuesta que sabe que no le va a gustar, aunque no tiene ningún derecho a enfadarse por ello.

-         Yo... - Clarke traga hondo sin sacar su mirada de sus manos, las cuales aprieta un poco más fuerte para que le tapen la visión de ese anillo que ahora le quema en la mano.

-         ¿Es un él o un ella? – pregunta Lexa en su oído, con una voz suave y temblorosa.

Clarke suelta sus manos y se gira dentro del jacuzzi, encarando los ojos verdes de Lexa, sin dejar de estar pegada a su cuerpo.

-         Nunca he estado con otra mujer que no seas tu Lex, no me sentía capaz de que otra mujer me tocara y pudiera manchar el recuerdo de tus manos sobre mi cuerpo – acaricia suavemente el pecho de Lexa mientras habla, sin dejar de mirarla a los ojos.

-         Así que es un él... - suspira la castaña desviando su mirada ante la confesión de la rubia, por una parte alegrándose de haber sido la única, por otra, sintiendo un pequeño pinchazo de dolor al saber a ciencia cierta que Clarke está con alguien – no puedo decir que me alegre, pero tampoco podía esperar que después de lo que hice siguieras esperándome, ni siquiera puedo esperar que realmente llegues a perdonarme...además, yo tampoco es que haya sido una santa – confiesa mirándola de nuevo a los ojos.

-         Yo solo he estado con Finn – pronunciar su nombre duele un poco más de lo que esperaba.

-         ¿Le quieres? – y ahí está la pregunta del millón que Clarke sí esperaba.

-         Supongo que sí – dice encogiéndose de hombros – pero le quiero como a un amigo con derecho a roce, no de la manera en la que una mujer debería querer a un hombre con el que ha aceptado casarse, pero supongo que a mi manera le quiero.

-         Siempre has sido muy complicada, Griffin – Lexa suelta una risa intentando liberar la tensión que esa conversación está creando en su cuerpo y en su mente.

-         ¡Mira quien fue a hablar! – suelta una risa irónica que hace reír a Lexa – además, no es complicado, Woods – se acerca a sus labios y agarra el labio inferior de Lexa con los suyos - es muy simple, inconscientemente jamás he sido capaz de volver a querer a alguien con todo mi corazón – susurra al soltar el labio de Lexa, separándose unos pocos milímetros de él.

-         ¿Por qué...? – pregunta la castaña también en un susurro, extasiada por el erótico gesto de Clarke.

-         Porque para mi desgracia, mi corazón ya tiene dueña y aunque no lo mereciera, todos estos años se ha empeñado en no pertenecer a nadie más – habla casi sobre sus labios, rozándolos con sus palabras.

-         Vaya, cuan afortunada es esa dueña, me gustaría conocerla – bromea perdida mirando esos azules ojos salpicados de negro que ahora la observan con tanto deseo.

-         Oh créeme, la conoces muy bien – sonríe pícara justo antes de robarle de nuevo un beso a Lexa, un beso que pronto se vuelve húmedo y cálido, dejando de lado esa extraña conversación que estaban manteniendo y que realmente ninguna quiere seguir.

Adicción ProhibidaWhere stories live. Discover now