53. Sorpresas

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Cierra lentamente la puerta tras de sí intentando hacer el menor ruido posible, deja la maleta a un lado en el salón, enciende la linterna de su móvil para no tener que encender la luz a tientas y deja el ramo de rosas que ha comprado en el aeropuerto sobre la encimera de la cocina. Decide seguir con esa tenue luz para no despertar antes de tiempo a Clarke y así poder sorprenderla del todo. Sube sigilosamente las escaleras hasta el segundo piso, e iluminando con la linterna, intenta esquivar cualquier obstáculo que pueda provocar un estrepitoso ruido y perder el efecto sorpresa. Siente un nudo en el estómago, los nervios por ver a su rubia van aumentando a cada escalón que pisa, solo espera no provocarle un infarto a Clarke con la sorpresa.

Por fin llega al tercer piso, enfoca un momento la cama con la luz y ve el bulto que el cuerpo de su novia hace bajo las sábanas de su gigantesca cama, apaga la linterna para no despertarla con ella, y a oscuras se acerca poco a poco, metiéndose lentamente por debajo de la tela, situándose a escasos centímetros de su chica. Acaricia suavemente su brazo, y agradece enormemente que Clarke lleve una coleta alta dejando su cuello al descubierto, ya que eso le permite besar su piel sin ningún impedimento. Lleva su mano por debajo de su camiseta, acariciando la cintura y el abdomen de la rubia, subiendo lentamente hacia sus pechos, y por un segundo frunce el ceño al notar algo extraño, Clarke debe haber estado haciendo mucho ejercicio durante ese mes, porque no recuerda que la rubia tuviera los abdominales tan marcados como ahora, además, parece que sus impresionantes pechos han disminuido varias tallas, de repente tiene la extraña sensación de que esa piel no es la de su rubia, ni siquiera su olor parece el mismo.

-         Griffin – susurra una adormilada voz entre bostezos que Lexa no acaba de reconocer – entiendo que eches de menos a tu Sexy Woods, pero no creo que le haga mucha gracia saber que me estás metiendo mano en mitad de la noche.

-         ¿Raven? – Lexa abre los ojos de par en par, separándose de ese cuerpo de golpe.

-         Pero qué coño... ¿Woods? – la latina se gira de golpe, alargando la mano hacia la mesita de noche para encender la luz, intentando acostumbrar sus ojos a la claridad, mirando alucinada a Lexa en cuanto sus ojos consiguen enfocarla - ¡Oh Dios mío! ¡Woods! – Raven se tira encima de Lexa, abrazándola con efusividad, mientras la castaña no puede sacar esa expresión de circunstancia de su cara.

-         Pensaba...pensaba que eras Clarke, lo...lo siento Raven – pronuncia ahogadamente, Raven sigue estrujándola, la cual empieza a reírse al soltarla.

-         Tranquila, no voy a quejarme de que Lexa Woods me haya metido mano, sabía que algún día acabaría pasando - Raven la mira con una divertida sonrisa, y Lexa no sabe muy bien qué hacer.

-         ¿Dónde está Clarke? ¿Qué haces tú aquí? – pregunta levantándose precipitadamente de la cama.

-         Pues hemos quedado para tener una tranquila velada en vuestra maravillosa y gigantesca casa, y en medio de la cena la han llamado del trabajo, así que ella ha salido pitando a pillar a los malos y yo me he quedado sobada en el sofá, cómo no me apetecía irme sola a estas horas a mi casa y esta cama es increíblemente cómoda, he decidido esperar cómodamente echando una cabezadita a que la rubia vuelva – Raven sigue con su sonrisa en la cara, mirándola fijamente – Pero bueno, ¡eso no es lo importante! – exclama levantándose ella también - ¡Estás aquí! ¡Menuda sorpresa! A la rubia le va a dar un infarto cuando te vea, no sabes lo hartita que me tiene todo el día hablando de lo mucho que te echa de menos, tengo sobredosis de Lexa a diario.

Lexa se queda en silencio mirándola unos segundos, de repente esboza una seductora sonrisa de lado con una idea en mente y Raven abre los ojos de par en par.

Adicción ProhibidaWhere stories live. Discover now