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Chicos, mañana sigo subiendo. Me duele la cabeza de tanto editar (entre ésta y mis otras historias)... Disfruten esto y comenten qué les va pareciendo la historias. ¡Saludos!

Rahim.

Lo sabía.

Cuando vi a Abdel cargando a Eumur, una sonrisa se escapó de mí. Me recompuse fácilmente al ver que la chica daba pelea y trataba de soltarse. Abdel no tuvo muchas pulgas al mostrar que tenía un arma y hacérselo saber para que dejara de dar pelea. Eumur pareció mantener la compostura durante unos segundos, hasta llegar hasta mí, caminando rápidamente.

—Has que esto termine de una vez— me miró, entrecerrando los ojos.

Parecía no notar la presencia de casi cincuenta personas, que abrieron los ojos sorprendidos por su forma de tratarme. A mí me daba gracia. Sin embargo, Eumur iba a entender— de una u otra forma— que quien tenía los pantalones era yo y que ella no era nada sin mí. Si no lo entendía, peor para ella.

Un carraspeo por parte del hombre delante de mí, me hizo asir el brazo de mi mujer para acomodar su cuerpo a mi lado a pesar las protestas que ella expresaba. La verdad, su forma de ser me causaba odio y gusto al mismo tiempo. Las mujeres no debían ser rebeldes, pero las mujeres rebeldes eran las más hermosas. En especial cuando debes encargarte de cortar esas alas que ellas creen tener. La satisfacción que me produciría arrancarle las ilusiones a Eumur, era inexplicable.

—¿Podemos empezar?— nuestro Guía (así le decíamos a la persona que efectuaba los casamientos) habló.

Eumur iba a protestar, pero apreté su brazo. No me importaba que la gente me viera. Eumur estaba teniendo el trato que merecía por su comportamiento indebido y la gente entendía eso. De hecho, me mirarían raro al ver que no haga nada, pero no era el caso. Nunca sería el caso.

—continuemos, Guía.

El hombre agarró nuestro NSDPM— Nuevo Sistema Del Poder Masculino— y comenzó a leer el artículo sesenta y nueve, que hablaba sobre el matrimonio.

—obediencia, respeto, fidelidad— el Guía miró a Eumur, quien sostuvo obstinadamente sus ojos en los del hombre— repite después de mí— yo, Eumur Zidan...

—Yo, Eumur Zidan— repitió de mala gana la mujer.

—te tomo a ti, Rahim Zuhair...— el Guía esperó a que Eumur repitiera sus palabras para proseguir—: como mi amado esposo...

—No voy a mentir, lo siento— Eumur soltó las palabras seguidas de una sonrisa.

—¡Insolente!

Mi mujer se giró. Su cara dejó de mostrar suficiencia para pasar a estar blanca, casi tanto como su vestido, al oír la voz de su padre.

—papá— ¿Cómo podían cuatro letras sonar tan entrecortadas en su apetecible boca?

—¡Eres una malagradecida!— Quâder se paró y se acercó a la temblorosa mujer a mi lado. Quise reír al ver el miedo en sus ojos, mostrarle que yo tenía razón pero cambié de opinión al ver que Quâder estaba interrumpiendo mi casamiento y eso era algo que no iba a dejar que haga.

—señor— aclaré mi voz antes de observar al padre de Eumur— le pido cordialmente que tome su lugar entre los invitados o que de lo contrario, se retire— Eumur me miró un poco consternada por mis palabras, al igual que su padre— no quiero interrupciones ne mi boda.

—pero ella es...

—ella es mi esposa— lo interrumpí— y soy yo quien considerará inapropiado o no su comportamiento— Quâder iba a protestar nuevamente, pero alcé un poco la voz para hacerme oír—: y seré yo quien decida su castigo en caso de considerarlo apropiado, ¿Le ha quedado claro, señor?

—bien— Quâder retrocedió— pero quiero que sepas una cosa, ésta mujer— señaló a Eumur— es una bastarda, es la hija de una rebelde y lleva en su sangre la desgracia.

—es bueno que no me hayas casado con un vampiro, padre— Eumur tomó coraje para decir eso.

Quâder volvió los pasos que había retrocedido. Abdel se empezó a acercar, junto con otros de mis guardias. Si era necesario, usaría la fuerza, pero ese hombre no iba a cagar mi matrimonio. La única que tenía permitido entorpecerlo era Eumur, porque yo así lo quería.

—Prosigamos— El Guía asintió a mi petición y finalmente, Eumur terminó de decir sus votos. Fue mi turno y rápidamente repetí las palabras que el Guía decía—: finalizando la unión de estos dos seres, que Alá guie vuestro camino, llenándolo de prosperidad, alegría y buenaventura— el Guía nos instó a besarnos.

Eumur se alejó. Sin el beso no estaríamos casados, así que la acerqué sin importarme sus quejas y apoyé mis labios en los suyos. Tuve que poner una de ms manos en su nuca para evitar que se alejara, mientras que con la otra la acercaba a mi cuerpo manteniéndola firmemente en su cintura.

—sean declarados como nueva pareja, uniendo a las familias Zidan y Zuhair y dando por finalizada la ceremonia.

— ldhlk— unisonaron los invitados.

Logré separarme de mi mujer a duras penas. Ahora que estábamos casados, no tendría peros para hacerla mía, para poseer su cuerpo, para mostrarle los recónditos secretos que escondía su virginal cuerpo.

Eumur se alejó de mí. La vi pasar el dorso de su mano por los labios, limpiando los restos de mi beso.

—si te veo hacer eso de nuevo— me acerqué por detrás apreté su brazo— tendrás mi saliva en todo tu cuerpo, saghir— me burlé de ella— no sé si quieres eso.

—lo único que me agrada de tu saliva es que puede hacer que te atragantes— ella me mantuvo la mirada y con sus dedos intentó abrir la garra que era mi mano alrededor de su delgado brazo.

Me reí. La mujer escupía odio en cada palabra dirigida a mi persona, pero nada me llegaba, en realidad. Sólo eran palabras.

—espero que tengas tu cuerpo seco para nuestra noche de bodas— acerqué su cuerpo al mío, queriendo que me note en la zona media— porque seré yo quien se encargue de que te mojes.

Eumur me miró con miedo. Me reí.

—no...

—¿No le temes a mis golpes pero si a mí polla?— me burlé de ella— pensé que eras una guerrera.

La mujer no me contestó.

Llegada la noche ella me conocería. Ella me había visto un poco enojado la noche anterior, pero no me conocía realmente enfadado. Si ella intentaba siquiera oponerse a mí.... Bueno, ella obtendría su primer castigo.

Iba a disfrutar mucho de domar a la pequeña guerrera que había tomado como mujer.

Saghir: pequeña.

Saghir, amor árabeWhere stories live. Discover now