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AVISO 1- la novela está llegando a su fin (:(

AVISO 2- ¡Pasen por mis otras historias, por favooooor!

Voten y comenten <3

Ya de noche, los nervios que había logrado disminuir― puesto que Rahim no había atentado contra mí, ni Badr― volvieron.

Se me había hecho una costumbre el dormir en una cama pequeña, con el bebé, pero eso ya no era posible. Rahim no iba a permitirlo.

―ya es tarde― comentó.

Durante el día había estado bastante callado y se había limitado a mirar a Badr con el ceño un poco fruncido, como si no le cupiese en la cabeza el hecho de que ya hubiera nacido. O que hubiera nacido en sí.

También podía estar así por haberse disculpado y mostrarse― entre comillas― débil.

―lo sé.

―deberíamos ir a dormir― siguió. Rahim se paró y miró el bulto de mantas en mis brazos, en donde estaba nuestro hijo ― ¿Se ha dormido?

Asentí, mirando a Badr, que estaba tranquilamente dormido, como solía ser a esas horas. Había tenido suerte en cuanto a su carácter. Era bastante tranquilo, excepto cuando estaba con gente desconocida, que no le gustaba. Con Rahim se había portado bastante bien y él parecía tener una especie de instinto sobre cómo cuidarlo o sostenerlo, puesto que el bebé no había puesto queja alguna durante el día.

―necesito ir al baño un segundo, ¿Podrías...?

Sin parsimonias, Rahim sacó al bebé de mis brazos y caminé al baño. No tardé mucho, en realidad, sólo tenía que lavar mis dientes y mi cara.

Cuando salí, Rahim estaba sentado en el sofá con el bebé de frente a él, riéndose. Badr parecía cómodo con su padre y me pareció... no lo sé, me pareció incorrecto interrumpir ese momento.

―¿Así que eras un bebé revoltoso en la panza de tu madre? ― Rahim le habló― esperemos que no salgas tan rebelde como ella― siguió.

Empecé a arrepentirme de haberme ido. ¿Había hecho lo correcto o simplemente se debió al enojo y miedo del momento? Tal vez tendría que haberme quedado, tal vez las cosas hubieran salido mejor― aunque no había tenido muchos problemas― y Rahim me hubiese cuidado durante el embarazo.

O tal vez, las cosas hubieran ido de mal en peor. Él se podría haber puesto agresivo y lastimado al bebé. Podría haber puesto en peligro mi vida y la de Badr, incluso antes de nacer― como ya había hecho― y ahí no sabría decir qué hubiera sido capaz de hacer yo.

―se ha despertado― tomando coraje y sacando las dudas de mi mente, me acerqué.

―así parece― Rahim siguió mirando al bebé― es...― me miró― es especial.

―lo sé― me acerqué, lo suficiente como para que me lo diera― debería llevarlo a dormir.

―sí― Rahim frunció el ceño y siguió sin dármelo. Durante unos segundos, lo miró y luego pasó su vista a mí― ¿Por qué te fuiste, saghir?

Me quedé dura. Había una pequeñísima― diminuta, casi del tamaño de una bacteria― parte de mí que extrañaba esa mierda de apodo.

―no quería que él sufriera― respondí, sin mirarlo― no quería que creciera con un padre que podía llegar a hacerle daño y yo no podría evitarlo― me crucé de brazos, sosteniéndome a mí misma.

―te dije que no pensaba hacerles daño― comentó como si nada mientras mecía al bebé que parecía querer volver a su siesta.

―te recuerdo que me fui de un hospital― murmuré con los dientes apretados― no es que me haya escapado de un castillo de rosas o un cuento de hadas.

Saghir, amor árabeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora