VII. Zona segura

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Nos levantamos a las 7 de la mañana para prepararnos antes de ir al punto seguro a las 9 am, desayunamos bien por si ahí no daban comida cuando llegas por primera vez, lo único que vamos a llevar con nosotros será una linterna para cada uno, un poco de ropa y la radio para estar al pendiente si ocurre algo.

Faltando 10 minutos para las 8 decidimos ponernos en marcha, esto con el fin de no toparnos con mucha gente al llegar. Justo cuando llegamos al malecón nos encontramos con cientos de personas que trataban de llegar al punto seguro, no lo podíamos creer incluso todavía estábamos bastante lejos de llegar ahí, fue una excelente idea venir a pie, en las bicis no hubiéramos podido avanzar mucho, por toda la gente que había. Tardamos como una hora en llegar y la plaza estaba a rebosar de gente, todos intentaban entrar con cientos de cosas, incluso había algunos que llevaban jarrones, cuadros y otras cosas que eran absurdas, todos esos bienes materiales eran confiscados por los soldados y llevados a un almacén de la plaza, fue nuestro turno después de un rato y nos revisaron unos médicos que estaban junto a los soldados.

¿Le duele la cabeza?, ¿tiene nauseas o dolor en los huesos?, ¿siente una sed insaciable? — Me pregunto una enfermera mientras pasaba una linterna por mis ojos. — Esta limpio.

Después de pronunciar esas palabras me dejaron pasar y camine por un pasillo donde se encontraban Kechu y Edgar, las tiendas las habían convertido en habitaciones donde acomodaron literas de 3 pisos que no sabía que existían y 3 baúles por litera, seguimos caminando sin encontrar ninguna desocupada, hasta que llegamos a un local en el que antes vendían cosas deportivas y que ahora se convirtió en nuestra habitación, era un poco pequeño tan solo cabían 5 literas, y dos todavía nadie las había ocupado, en la otra litera que estaba ocupada, se encontraba una familia de 3 personas, un adolescente de al menos 15 años y sus papas, en cuanto llegamos nosotros voltearon las caras, al parecer creen que son superiores a nosotros o al por lo menos es lo que creo.

Todavía no terminábamos de acomodarnos cuando se empezaron a escuchar gritos y disparos fuera de la plaza. Estábamos a punto de salir a investigar cuando una voz se escuchó por toda la plaza.

"Por favor conserve la calma y manténgase en sus lugares, todo se solucionara en unos minutos".

 Hay que quedarnos aquí y esperar. — Les dije a mi hermano y Edgar que asintieron con la cabeza.

Los disparos no cesaban y las personas que estaban en la tienda salieron huyendo junto con los demás que estaban corriendo por el pasillo, pero nosotros decidimos mejor quedarnos donde estábamos, se escuchaban gritos por todas partes.

Ayúdenme a mover las literas a la entrada. — Nos dijo Edgar que empezó a empujar solo hasta que llegamos nosotros.

Movimos la que está cerca de la entrada y la colocamos de lado para que abarcara toda la entrada los colchones los levantamos para que taparan el hueco de cada piso de la litera, y para que no se cayeran le colocamos los baúles por detrás y enfrente. Tapamos los tres pisos pero quedo un hueco bastante grande por encima del tercer piso, no nos quedó más remedio que esperar en silencio a que todo terminara, a fuera los gritos de las personas eran cada vez más escalofriantes algunos eran gritos de dolor, otros eran gruñidos como si un animal salvaje se hubiera colado dentro de la plaza, sentía como si mi corazón se fuera a detener en cualquier momento y a pesar de que no hacía calor estaba sudando a chorros, cada que pasaban los minutos la cama se movía más por los golpes que recibían de las personas que corrían de un lado a otro.

 Vamos a mover los baúles restantes, vengan. — Le dije a Kechu en voz baja y este a su vez le comento a Edgar lo que íbamos a hacer.

Pandemia Z [COMPLETA]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum