XXIII. El Colegio

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No contamos a nadie lo que teníamos planeado hacer porque todavía faltaban muchos preparativos antes de hacer, para empezar, necesitábamos encontrar más vehículos así que tomamos el auto que todavía teníamos y fuimos a buscar más, pero esta vez el que se quedo fue Logan, no queríamos que Logan volviera a salir tan pronto porque acababa de perder a Rafael hace apenas una semana y podía ser muy peligroso para el salir ahora en ese estado. Manejamos en dirección contraria a la ciudad donde estaba la fábrica de comida enlatada.

Avanzamos varios Kilómetros hasta que encontramos un el primer letrero que decía lo que faltaba para la siguiente ciudad, eran cuarenta kilómetros, no mucho comparados con la distancia de la otra ciudad, solo esperábamos que no estuviera plagada de zombis como la anterior.

Volvimos a hacer garrotes de madera, pero esta vez un poco más cortos y un par de centímetros más gruesos para que tuvieran más dureza, por si teníamos que atrancar una puerta con ellos que aguantaran más los golpes. Ya no teníamos armas, Logan agoto las ultimas balas cuando salimos de la fábrica, así que solo contábamos con los garrotes.

Por otra parte, fuimos a visitar a la hermana de Rafael, se llama María y tiene apenas diez años Rafael, ellos llegaron aquí en un día muy lluvioso, La señora Rosa y Logan los encontraron vagando por la carretera en plena noche, Rafael estaba empapado y su hermana estaba en una carriola que la protegía de la lluvia, la señora Rosa y Logan se detuvieron y los subieron a su auto, pero cuando les preguntaron si se habían perdido, pero no hubo respuesta. Rosa los llevo a los dos al orfanato y llamaron a la policía, pero mientras llegaba la señora Rosa logro convencer a Rafael de hablar, al parecer se había escapado de casa porque su mama se los ordeno, su papa bebía mucho y siempre perdía el control, el golpeaba a su madre y a él, culpándolos de sus errores. Llego la policía a las pocas horas y llevaron a Rafael a su casa para arrestar al sujeto, pero cuando llegaron ya era demasiado tarde, la mama de Rafael estaba muerta, tenía la garganta cortada con una botella de cerveza quebrada y el papa de Rafael se había suicidado después de ver lo que había hecho. La señora Rosa adopto a Rafael y María y desde entonces viven aquí....

Recorrimos los cuarenta kilómetros muy rápido y llegamos a la desviación que nos llevaría a la siguiente ciudad, después de bajar de la autopista seguimos avanzando por una carretera que estaba alrededor de un cerro. Cruzamos el cerro y al otro lado ya se empezaban a ver las casas, era una ciudad muy grande, pero por el humo que salía por todos lados muy seguramente la habían pasado muy mal.

Empezamos a entrar y ver las primeras casas completamente destruidas, algunas eran de dos pisos y otras solo de uno, pero a todas les había pasado lo mismo, al parecer las personas salieron huyendo de esta ciudad porque no encontrábamos casi ningún vehículo y los que veíamos estaban quemados o volcados.

Recorrimos poco a poco la ciudad en busca de vehículos o algo que nos sea de utilidad, teníamos poco más de medio tanque así que la gasolina no era problema por el momento. Entre más nos adentrábamos era más el terror que sentía, la soledad que se veía hacia que se me pusieran los nervios de puntas.

 ¿Vieron eso? — Nos dijo Kechu señalando a la azotea de unos edificios de cuatro pisos.

 ¿Que viste? — Le pregunte porque estaba a su lado.

 Nada, debió ser mi imaginación, no me presten atención.

Continuamos sin hablar del tema porque nos puso los pelos de punto al escucharlo, la ciudad está muy siniestra como para toparnos con algo desconocido, Carlos es el que se veía más nervioso que los demás, se estaba comiendo las uñas, sudando a chorros y a cada rato miraba hacia todos lados sin detenerse. Pasaba el tiempo y no encontrábamos nada nos detuvimos un par de veces para revisar algunas tiendas, pero ya habían sido saqueadas antes y los autos que se veía que podían servir tenían la batería descargada.

Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now