XXX: De vuelta a Casa

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El letrero donde nos detuvimos ayer indicaba que faltaban doce horas para llegar a nuestro destino y ya habíamos recorrido la mitad este día. Ni siquiera desayunamos por la ansiedad que sentíamos de llegar de una vez por todas. Cruzamos varios puentes muy altos al cruzar la autopista y un derrumbe que nos quitó un poco de tiempo, porque tuvimos que limpiar el camino para poder pasar, pero no fueron más de treinta minutos ya que solo cubrió un sentido de la carretera y la mitad del que estamos usando nosotros.

Pasamos por dos túneles muy largos que nos hicieron dudar, pensamos en tomar otra ruta debido al peligro que podíamos correr si los atravesábamos, pero como podíamos ver un poco la luz al final del tune decidimos cruzar los, fue una suerte que no nos topáramos con esos zombis chillones, porque este autobús no podría con todos ellos.

Los paisajes que atravesábamos por las montañas eran hermosos, cientos de árboles hasta donde llegaba la vista y muchas montañas cubiertas por pinos, era muy relajante, fui a buscar mi celular para tomar una foto, pero me di cuenta que no los habíamos guardado, los dejamos en la cabaña cuando salimos de la muralla, habíamos sido muy tontos por olvidar los, pero bueno, no es que sirvieran de mucho hoy en día.

Nos detuvimos un rato a comer y continuamos el viaje, solo faltaban un par de horas, también aprovechamos para llenar el tanque de gasolina, fue buena idea llenar un par de galones y más suerte que esos sujetos no les hayan dado un tiro o volaríamos en mil pedazos.

Pasando las tres de la tarde por fin pudimos ver nuestra ciudad de origen, habíamos llegado por fin a Mazatlán. Entre más nos acercábamos a la ciudad mayor era el número de autos abandonados, no habían llegado muy lejos después de que los zombis llegaran. En la entrada de la desviación para subir a la ciudad tres carros están bloqueando la desviación, pero Edgar acelero a fondo y los sacó del camino como si nada, fue una muy buena idea agregarle ese tumba burros al autobús.

Nos dirigimos por el último tramo de carretera para entrar a la ciudad, pero lo que vieron nuestros ojos no era nada alentador, porque la ciudad estaba en pésimas condiciones, habíamos estado en muchas ciudades en los últimos meses, pero Mazatlán es la que se ve en peor estado.

Poco a poco nos fuimos adentrando en la ciudad para llegar a nuestro hogar, por suerte la casa de Edgar estaba a muy cerca de la nuestra así que no tendríamos que caminar mucho para llegar a ambas. Pasamos por el primer centro comercial de la ciudad, que está justo al lado de la carretera de seis carriles por la que estamos avanzando. Avanzamos muy despacio por la cantidad de autos que tenemos que esquivar, además si fuéramos rápido los zombis se nos podrían venir encima y eso complicaría todo.

A pesar de que Mazatlán es una ciudad grande, el número de autos que nos encontramos es muy poco, lo más probable es que muchas personas no hayan podido ni siquiera salir de sus casas. Avanzamos despacio entre muchas casas y negocios de la ciudad, muchas se habían quemado y solo quedaban las paredes negras, los locales tenían grandes agujeros en las cortinas a pesar de que estaban hechas de metal, solo nos faltaban unos cuantos metros para llegar a nuestro destino, pero ver la ciudad en este estado es des esperanzador, casi me daban ganas de volver por donde vinimos, pero ya estábamos aquí así que no había otra opción más que continuar.

Llegamos a un semáforo y dimos vuelta a la izquierda para tomar la avenida que nos llevaría a nuestras casas, pero cuando llegamos a ella, decenas de autos la están bloqueando, es prácticamente imposible pasar con el autobús y mucho menos podemos empujar tantos autos con él.

No nos quedó otra opción más que bajarnos del autobús para continuar nuestro camino a pie, lo bueno es que no está muy lejos de donde nos detuvimos, solo tendríamos que pasar un par de cuadras antes de llegar. Abrimos la puerta que da al techo del autobús para ver la zona de un mejor ángulo y una vez que comprobamos que no había zombis en la zona. Edgar abrió la puerta del autobús y empezamos a bajar, Primero Kechu, después yo y al final Edgar.

Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now