XV. El Bosque

284 32 0
                                    

Corrimos colina a bajo después de cruzar el puente porque el ruido que habíamos hecho fue bastante y sin duda atraería a cientos de zombis de los alrededores, seguimos corriendo con dificultades ya que costaba trabajo correr colina abajo, pero no podíamos detenernos, se empezaron a escuchar los alaridos de los zombis chillones que sin duda se dirigían al puente.

Después de un rato corriendo, llegamos a un bosque de árboles con inmensos troncos de unos diez metros de altos, nos adentramos en el sin pensar en lo que nos podíamos encontrar dentro, recorrimos un par de kilómetros, sin ver nada más allá de árboles y monte, el bosque poco a poco se fue poniendo más claro con forme se acercaba el amanecer, eso es una buena señal porque los zombis chillones tendrán que ocultarse en la oscuridad hasta la noche. Tras unos minutos más corriendo decimos descasar un rato, al parecer el peligro ya había pasado, no escuchábamos que nos estuviera siguiendo nadie. Nos habíamos desviado bastante de nuestro camino y no sabíamos cómo salir del bosque a menos que regresáramos por donde vinimos pero eso no era opción, descansamos muy poco solo tomamos aire y continuamos caminando adentrándonos más en el bosque sin saber a dónde íbamos a parar.

Llevamos las armas en las manos para estar preparados para todo aunque no le quedan muchas balas a ninguna de las tres metralletas, a mi tan solo me quedaba la mitad del cargador de la metralleta, a Kechu un cargador y a Edgar ya se le había agotado todo, pero todavía la tenía para usarla para golpear a los zombis con ella. Entre más caminábamos se me hacía que el bosque no tenía fin, pero por lo menos no había zombis. Caminamos por un par de horas más hasta que decidimos detenernos para comer algo.

Edgar saco un tres latas que encontramos anteriormente en el departamento y nos la paso, a Kechu y a mí nos pasó unas latas de frijoles y el tomo una de duraznos. Otra vez no quise decirle nada por querer siempre lo mejor para él, porque no tenía ganas de comer nada dulce últimamente e incluso sentía un poco de asco pensar en comer algo muy dulce.

 ¿Cómo vamos a salir de aquí? — Nos preguntó Kechu que ya había terminado su lata de frijoles.

 Y yo que sé, no soy Peter pan para saber cómo andar en el bosque. — Le respondí a Kechu con una sonrisa y un tono de sarcasmo en mi voz. Comenzamos a reír por primera vez desde que el mundo se fue a la mierda.

 Pero ya hablando enserio, no sabemos dónde estamos y tampoco hacia dónde vamos.

 Lo único que podemos hacer es seguir avanzando, tarde o temprano llegaremos a una carretera o un pueblo.

 Tiene razón Armando, debemos seguir, porque aunque estemos a salvo en este bosque tarde o temprano se nos acabara la comida, así que tenemos que salir de aquí.

Después de que Edgar pronunciara esas palabras decidimos continuar caminando, desde que pasamos la mayoría del tiempo huyendo siento que hemos ganado una gran condición física ya que aguantamos más tiempo corriendo y nos recuperamos más rápido. En el bosque nos pudimos encontrar con animales que solo había tenido oportunidad de ver en el zoológico, venados, ardillas e incluso pudimos ver una liebres que huían de nosotros, además se escuchaba el canto de las aves, la tranquilidad que reinaba en ese lugar casi me hacía olvidar de todo lo que estaba pasando en el mundo, pero no podía despegarme de la realidad que estábamos viviendo.

Seguimos caminando varios kilómetros más hasta que nos detuvimos porque empezamos a escuchar ruidos, como si alguien se acercara corriendo hacia nosotros, nos ocultamos en unos arbustos junto a un árbol y una roca, esperamos para ver qué era eso que nos venía siguiendo y lo vimos un sujeto alto y un poco gordo, que se ve de más o menos nuestra edad, salió corriendo hacia dentro del bosque y tras de él venían un par de zombis locos a toda velocidad que sin duda lo alcanzarían en unos segundos.

Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now