XXII. Un nuevo día

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Logan no dijo ni una sola palabra después de que terminamos de cenar, solo se acostó en una esquina y nos dio la espalda, a pesar de que era todavía muy temprano quedo dormido en unos instantes o por lo menos es lo que nos hizo creer.

Al oscurecer escuchamos ruidos de los zombis que pasaban cerca de nosotros, pero por suerte nunca atacaron el camión, solo recibió unos cuantos golpes por los zombis que pasaban cerca de él.

En la mañana a primera hora decidimos empezar a movernos para llegar rápido a la muralla, abrimos muy despacio y con el menor ruido posible la puerta del camión para poder salir, la abrimos completamente y el lugar era seguro. Pero Logan se quedó en el mismo lugar sin moverse, intentamos convencerlo de salir, pero fue imposible siempre decía que estaba cansado, que continuaría el viaje donde estaba y que cerráramos la puerta cuando saliéramos.

Decidimos seguir adelante nosotros tres porque intentar convencerlo de salir solo nos haría perder tiempo valioso que no tenemos. Kechu y yo cerramos el cofre del camión y entramos por el lado del copiloto ya que Edgar había tomado el volante desde un inicio, encendió el motor y se puso en marcha, ni siquiera dejo que el motor se calentara un poco, después de todo no teníamos refrigerante y se calentara muy rápido así que no debíamos perder el tiempo.

Avanzamos rápido pero cada diez kilómetros teníamos que parar porque el motor se calentaba bastante, por cada vez que avanzábamos teníamos que esperar dos horas para seguir avanzando, cada vez que nos deteníamos íbamos a ver a Logan para ver cómo se encontraba, pero seguía ahí en el mismo lugar tirado, después de la cuarta vez que nos detuvimos ni siquiera nos molestamos en ver como se encontraba, porque siempre recibíamos la misma respuesta: "Déjenme en paz, quiero estar solo". Siempre decía, las primeras veces intentamos consolarlo sin éxito.

Después de mediodía por fin encontramos la carretera que habíamos tomado para llegar a la autopista la primera vez que salimos de la muralla, era una suerte que recordáramos cual habíamos tomado, porque el único que sabía exactamente cuál era, es Logan, pero desgraciadamente no está con nosotros ahora, así que, aunque sabíamos que era este carretero, si estábamos dudando un poco.

En cuanto avanzamos un poco sabíamos que si habíamos tomado el camino correcto porque la carretera estaba cubierta con sácate por los lados y solo podíamos ir por el centro de la carretera y además la carretera estaba cuarteada por algunas partes. Llegamos rápido al camino de tierra y el camión ya estaba bastante caliente, pero ya íbamos a llegar así que Edgar no se detuvo, cuando se empezó a ver la muralla, Edgar empezó a aminorar el paso, y se acercó poco a poco a la muralla, por lo menos se veía que no había sufrido ataques en nuestra ausencia, alcanzamos a ver Carlos que se encontraba vigilando la muralla y dio un salto así abajo de la muralla, después de unos segundos la gran puerta de la muralla se empezó a abrir para permitirnos la entrada.

Por una extraña razón no sentía alegría por estar de nuevo en la muralla, al contrario, sentía una tristeza muy grande, por la pérdida de Rafael, ellos habían confiado en nosotros, pero no pudimos protegerlo.

Entramos a la muralla y todos se quedaron mirando el camión que se encontraba en pésimo estado, tan solo nos detuvimos Edgar apago el motor, pero no abrimos el cofre, el motor estaba ardiendo si lo habríamos ahorita sin duda sufriríamos una quemadura. Todas las personas se empezaron a acercar a nosotros, pero sin decir nada y era comprensible, después de todo solo estábamos nosotros tres sin señales de Logan y Rafael.

La señora Rosa se acercó a nosotros y nos preguntó dónde estaba Logan y Rafael. No sabía cómo responder les, como tomarían la perdida estas personas, decidimos que sería mejor si lo escuchaban de Logan, así que fuimos a la parte de atrás del camión y abrimos la puerta.

 Logan hemos llegado, te están esperando. — Le dije a Logan que seguía acostado en la misma posición que antes.

Logan se incorporó y miro hacia afuera, todos estábamos en la parte del camión, nos miró, se paró de un salto y fue directo hasta la señora Rosa a la que le dio en fuerte abrazo.

 ¡Lo siento abuela!, no pude protegerlo, fue mi culpa por dejarlo ir. — Logan empezó a Llorar a chorros al igual que ella y el resto de las personas presentes.

 No es tu culpa, mi hijito, no te culpes por favor, no te hagas más daño del que has sufrido. —Empezó a decir la señora Rosa con una voz temblorosa.

-— Si es mi culpa, yo no le impedí ir, sabía que era muy peligroso y aun así lo dejé ir.

Todas las personas en la muralla empezaron a abrazar a Logan haciendo un abrazo grupal, se notaba que era un grupo muy unido, por lo tanto, nosotros nos dirigimos al frente del camión para abrir el cofre y dejar que el motor se enfrié. La pérdida de Rafael había llegado de improvisto y fue un duro golpe para los habitantes de aquí, pero es ahora cuando deben ser más fuertes que antes, solo esperábamos que pudieran superarlo.

Después de que se calmó un poco todo y Logan ya podía hablar con más tranquilidad, los habitantes de la muralla se reunieron junto a la fogata porque Logan les iba a contar lo que paso desde que llegamos a la ciudad, como entramos a la fábrica, como cargamos el camión de la comida enlatada y después como Rafael se perdió de vista por un instante, lo que paso en la enfermería y por ultimo como salimos de entre la multitud de zombis. Después de eso les contó con detalle cómo llegamos hasta aquí haciendo énfasis a que sin nosotros jamás hubiéramos regresado.

Era bueno saber que Logan no nos creía culpables de lo que paso allá, pero aun así nos sentíamos culpables por eso. Pero teníamos que seguir adelante, no permitiríamos que nadie más muriera, en un momento que tuvimos a solas decidimos que era muy arriesgado para ellos seguir saliendo de las murallas, después de todo ellos no han estado tanto tiempo afuera, si teníamos que salir de nuevo, lo haríamos nosotros cuatro solos si era necesario.

Ya casi al oscurecer Logan ordeno a todos que se fueran a dormir después de cenar y él se dirigió hacia su casa, mirando al suelo, nosotros también hicimos lo mismo, al entrar a la casa Carlos empezó a hacernos preguntas sobre lo que dijo Logan, quería saber si era cierto todo lo que contó, pero por desgracia si lo era.

Todos se quedaron dormidos, pero los desperté a media noche para hablar con ellos, de algo que tenía pensado hacer desde antes de que saliéramos por la comida, pero que no me atrevía a comentar con nadie.

 Los desperté porque tengo planeado hacer algo y necesito su ayuda, creo que ayudara a todos aquí.

 ¿Qué quieres hacer? — Me dijo Edgar.

— Son muchas cosas, pero para empezar necesitaremos paneles solares para que este lugar vuelva a tener electricidad, necesitamos montar una estación de radio para la comunicación más autos y por ultimo necesitamos fortalecer las defensas de la muralla. ¿Están de acuerdo?

— A mí me parece perfecto.

 A mi igual.

 Sera de gran ayuda a para estas personas, así que cuenta conmigo.

Me respondieron Kechu, Carlos y Edgar sucesivamente, no era mucho lo que tenía planeada hacer, pero, por lo menos era algo y haría que las personas se sintieran más a gusto, además con la estación de radio podremos comunicarnos con personas que están afuera, si es que quedan personas con vida.

Después de seguir platicando de las ideas que se nos ocurrieron con forme avanzaba la plática, quedamos agotados y fuimos a dormir, después de todo mañana es un nuevo día y debíamos continuar a pesar de nuestras perdidas.   


Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now