XIV. Vías del Tren

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Desperté con bastante frío esa mañana y me encontré con kechu cargando su celular con el cargador portátil que había hecho anteriormente en el departamento, mire alrededor para ver si algún zombis había podido subir hasta donde nos encontrábamos pero no había nada, salvo nosotros arriba cerca de los tinacos de agua. Coloque la escalera de madera y baje para mirar el callejón por donde habíamos llegado, estaba despejado, pero creo que no sería buena idea volver a bajar por ahí, tal vez por dentro del edificio sea más seguro e incluso pueda que encontremos algo que nos sea útil porque ya se nos está acabando la comida y no llegaremos hasta nuestro destino sin ella.

Terminamos de desayunar y mire a Edgar y Kechu, no podía creer como habían cambiado desde que empezó todo, en especial mi hermano que se veía más cansado con unas ojeras pronunciadas y la barba bastante crecida, después de todo tenía casi un mes que no se afeitaba al igual que yo y su pelo estaba hecho un desastre lo tiene bastante crecido. Edgar por su parte solo tenía barba en la barbilla ya que a él solo le sale en esa parte y al igual que nosotros tiene el pelo bastante largo solo que a él crece mucho más rápido y es por esto que lo tiene más largo que nosotros.

Bajamos por la escalera de emergencia despacio para no hacer mucho ruido y atraer de nuevo a los zombis, llegamos hasta el tercer piso y por fin encontramos una ventana abierta, las tablas que les pusieron las habían quebrado desde adentro para intentar salir, sin duda los zombis había entrado a este edificio como lo habían hecho con la mayoría de los lugares en esta ciudad. Entramos uno por uno al departamento, en el piso encontramos rastros de sangre y el lugar era un desastre al parecer las personas que vivían aquí se habían defendido arrojando todo lo que tenían a la mano contra los zombis, pero me imagino que eso no los freno para nada, llegamos a la cocina y revisamos la alacena y el refrigerador, solo encontramos sopa y algunas bolsas de arroz, las guardamos para después, como las maletas ya estaban un poco más bacías decidimos meter un par de suéteres que sin duda nos ayudaran para aguantar el frío de las noches además de tomar un par de galones de agua que encontramos en la cocina, los lavamos y llenamos con el agua que salía de la llave, fue una suerte haber encontrado esos galones porque no duraríamos mucho sin agua.

Salimos al pasillo y estaba vació pero no bajamos la guardia los zombis podían aparecer en cualquier instante e incluso podían estar dentro del edificio. Entramos al siguiente departamento era un poco más grande y espacioso que el anterior, pero estaba en tan mal estado como el anterior cerramos lo que quedaba de puerta y por una ventana de la sala miramos hacia afuera, en la calle había decenas de zombis vagando sin rumbo, por ahí era seguro que no podíamos pasar y menos ahora que ya teníamos pocas balas, revisamos la cocina en el refrigerador solo había comida podrida y en la alacena para nuestra suerte encontramos una bolsa de nueces y varias latas de comida, de las cuales eran almendras, frijoles, y un par de latas de durazno, me atrevería a decir que las personas que vivían aquí intentaron quedarse aquí para estar seguros así que compraron mucha comida así como lo hicimos nosotros.

Regresamos al pasillo con un poco más de comida y ahora si decidimos salir del edificio porque estar ahí mucho tiempo podría atraer a los zombis y quedaríamos encerrados, bajamos por las escaleras y nos topamos con cuerpos a medio comer uno de una señora de unos cuarenta años con un traje negro que no tenía estomago ni brazos, pero incluso en su estado todavía podía mover la cabeza, no había duda que si no se les dispara a la cabeza no habrá forma de matarlos. Llegamos al primer piso sin toparnos con ningún zombi más, pero fue difícil pasar las escaleras sin vomitar ya que estaban cubiertas de partes humanas y sangre por doquier.

Revisamos ambos lados de la calle para ver si había algún zombi cerca, y como no había nada salimos corriendo un poco agazapados, llegamos al otro extremo de la calle y ya podíamos ver la estación del tren, pero esta vez no entraríamos por ahí, sino que llegaríamos a las vías del tren por fuera, después de todo dentro del edificio ya no quedaba nada útil. Estamos justo abajo del lugar donde saltamos ayer, pasamos rápido por ahí y seguimos la pared hasta que por fin llegamos a las vías del tren y justo al comenzar nos encontramos con bastante trenes aquí, al parecer las personas habían venido de diferentes lugares al punto seguro, pero creo que nadie se esperó a los zombis chillones, sin duda esos zombis son los más problemáticos de todos, no hay forma de ocultarse de ellos. Pasamos junto a los vagones del tren y miramos dentro, la mayoría tenia los vidrios rotos y manchas de sangre, pasamos rápido por ese lugar ya que olía espantoso, empezamos a caminar por las vías del tren pero era un camino bastante largo y aunque este camino lleva por un lugar deshabitado no nos garantiza que estaremos a salvo.

Pandemia Z [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora