XVII. El Paraíso

209 33 3
                                    


Llevamos varias horas avanzando por una carretera que esta enmontada y un poco agrietada, seguimos sin saber a dónde vamos y por el camino nos hemos topado con muchos letreros de pueblos que nunca habíamos escuchado y la camioneta poco a poco se está quedando sin combustible, pasamos por varios pueblos pequeños que antes eran conocidos como pueblos mágicos, pero de ellos ya no quedaba nada más que muerte.

Al parecer la carretera por la que íbamos era muy poco transitada porque solo vimos pocos carros varados en medio del camino y por suerte no nos encontramos con ningún túnel que cruzar, ya habíamos tenido una muy mala experiencia con eso y sin duda no quería repetirla.

Seguimos avanzando bastante hasta que por fin vimos un letrero para desviarnos y poder llegar a la autopista, solo teníamos que seguir avanzando unos cuantos kilómetros más para poder llegar. Mire mi celular para ver si tenía señal pero fue inútil hace mucho tiempo que las comunicaciones se cayeron, pero no perdía la esperanza, fue una suerte haber hecho ese cargador portátil, porque sin el celular ya habría perdido la noción del tiempo hace mucho.

Tomamos el desvió y subimos por un puente para poder llegar a la autopista, ahora nuestra única preocupación era conseguir un poco de combustible, porque el tanque de la camioneta ya está marcando que solo quedaba la mitad y con eso nos quedaríamos a medio camino, pero estábamos seguros que tarde o temprano nos toparíamos con un pueblo o una gasolinera cerca de la autopista.

Recorrimos casi 50 kilómetros sin interrupción, pero por el camino íbamos platicando y recordando cómo era el mundo antes, pero a pesar de eso no era una plática triste porque solo mencionábamos los momentos graciosos que nos pasaron. Edgar era el que menos hablaba, desde que fue por las llaves en la hacienda esta así, pero le hemos preguntado que tiene y no ha dicho ninguna palabra solo se limita a seguir manejando.

 ¡Espera, detente! — Le dije a Edgar que inmediatamente piso el freno pero no de forma brusca. — Regresa creo que vi algo.

Edgar puso marcha atrás y todos nos quedamos pensativos por el letrero que acabamos de ver, no era un letrero que normalmente se veían en la carretera sino que este era un palo de madera enterrado con una tabla cuadrada clavada en la punta, y en la tabla llevaba escrito la palabra "Vivos" y una flecha apuntando hacia arriba.

 ¿Creen que todavía haya sobrevivientes? — Nos dijo Carlos mirando el letrero.

 No lo creo, no se puede estar en un lugar mucho tiempo por los zombis chillones.

 Creo que deberíamos ir ver, total no perdemos nada. — Dijo Edgar que puso la camioneta en marcha. - Si vemos problemas nos retiraremos a toda velocidad, ¿Están de acuerdo?

— Si, pero recuerda que tenemos que conseguir Combustible.

— ¡Ya lo sé Armando!, eso lo haremos después.

 ¡Muy bien!, entonces avanza despacio por si vemos un camino u otro letrero como el anterior.

Edgar mantuvo la camioneta en una velocidad constante por si pasábamos un letrero o alguna señal que nos indicara si seguían habiendo sobrevivientes, pero por más que seguíamos avanzando no veíamos nada, hasta que un par de kilómetros más adelante nos encontramos otro letrero igual al anterior, sentimos un poco de esperanzas de poder encontrar a otros sobrevivientes y una de las pruebas de que todavía podía haber sobrevivientes iba con nosotros en la camioneta, después de todo Carlos estuvo oculto en su casa hasta hace poco tiempo.

Tras unos kilómetros más adelante por fin pudimos ver lo que estábamos buscando, el siguiente letrero que encontramos era igual a los otros solo que con una diferencia, la flecha ya no estaba hacia arriba, sino que apuntaba hacia la derecha y estaba junto a un camino de tierra.

Entramos sin pensarlo ningún instante, íbamos despacio porque el camino era muy angosto y pasaba entre cientos de árboles que estaban muy cerca del camino además nos topamos de vez en cuanto con un bache que nos hacía saltar un poco, Edgar decidió bajar un poco más la velocidad, y creo que todos estábamos de acuerdo, no queríamos estropear nuestro único transporte.

Empezamos a notar que el camino empezaba a estar en mejor estado e incluso se estaba despejando, estábamos a punto de llegar lo presentía, pero todavía no podíamos ver algo parecido a un pueblo, lo que note mientras avanzábamos era que de vez en cuando veía árboles talados que no podían tener mucho tiempo, pero no preste mucha atención a eso. Seguimos por el camino unos cinco minutos sin ver nada hasta que después subir una pequeña loma pudimos ver algo.

No podía creer lo que mis ojos veían, teníamos ante nosotros una fortaleza, protegida por un muro creado con troncos de árboles de por lo menos tres metros de alto, los pilares son troncos colocados en forma vertical que están enterrados y las paredes están hechas también con troncos apilados de forma horizontal sostenidos por los pilares y con pintura en lata habían escrito "El Paraíso".




Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now