XXXII: La Catedral

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Al día siguiente dejamos a Jonathan en el autobús, le dijimos algunas cosas que tenía que hacer por si los zombis llegaban a encontrar el autobús. Salimos a primera hora de la mañana y Jonathan ya estaba despierto, cuando salimos no dijo ninguna palabra y se escondió entre los asientos del autobús que se encuentran hasta el fondo mirando como salíamos del autobús. Cerramos el autobús lo mejor que pudimos y rápidamente nos dirigimos a la puerta de salida del almacén, miramos por última vez el autobús y nos dirigimos a la ciudad por la carretera.

Nuestro primer destino seria el punto seguro de la ciudad, que se encuentra en la catedral de la ciudad donde antes era el centro, para llegar allí teníamos que recorrer casi treinta kilómetros a pie y tenemos que pasar entre las casas y autos abandonados que están por toda la ciudad.

Entramos a la ciudad y los zombis que nos habían atacado cuando salimos de nuestras casas nos habían seguido hasta la entrada de la ciudad, pero probablemente nos perdieron el rastro, porque solo daban vueltas por el medio de la carretera de cuatro carriles que está en la entrada de la ciudad, no nos quedó otra opción más que rodear esta carretera y para eso teníamos que entrar directamente a las colonias de los alrededores.

Nos dirigimos a las colonias del costado izquierdo de la carretera donde las calles son de tierra y las casas no están tan juntas así que podemos pasar entre ellas, además de que el zacate esta crecido y podemos ocultarnos ahí si llega a pasar algo.

Entramos a las colonias rodeando a los zombis fácilmente, las casas que quedaban ya las habían saqueado ni siquiera les dejaban la puerta, nos topamos con cadáveres de policías y personas que habían muerto hace mucho tiempo porque las aves carroñeras y los gusanos habían dejado a los cuerpos en los huesos, continuamos sin prestare les mucha atención, ya les habían arrebatado todo a los cuerpos y solo les habían dejado la ropa. Llevamos un paso medio acelerado para salir de ese lugar lo más rápido posible, pero también teníamos que hacerlo sin llamar mucho la atención, las calles estaban completamente desiertas, se podían sentir escalofríos estando aquí, el sonido del aire era muy claro, suena como un lamento fantasmal, y para nuestra mala suerte las nubes negras estaban llegando en señal de que empezaría a llover. En la siguiente cuadra frente a nosotros un grupo pequeño de zombis empezó a cruzar la calle, rápidamente nos metimos en una de las casas antes de que nos vieran, desde una de las ventanas rotas empezamos a ver como seguían su camino.

Salimos de la casa después de unos minutos esperando a que los zombis se fueran del todo, llegamos a la calle donde se perdieron y miramos en ambas direcciones para ver si todavía estaban cerca, pero como no fue así continuamos sin ningún problema nuestro camino, salimos de las colonias hacia un terreno baldío muy grande que está cubierto por zacate de más de dos metros de altura y lo peor de todo es que teníamos que pasar por ahí si queríamos llegar a la primera plaza comercial de la ciudad para poder continuar avanzando con seguridad.

Cruzamos la cerca de alambres de púas y empezamos a avanzar agazapados y mirando hacia el suelo para ver que estamos pisando, aunque el zacate solo nos permitía ver muy poco de lo que había bajo nosotros. El terreno debía tener por lo menos un kilómetro cuadrado de área, porque con tanto zacate no se podía ver bien donde terminaba, solo podíamos averiguarlo si seguíamos avanzando. Empezamos a pasar por un charco de agua que cubría nuestros pies hasta los tobillos, pero no era ningún problema pasar por ella, solo teníamos que tener más cuidado al andar y no caer a un hoyo o que nos ataque un animal.

En medio del camino empezamos a escuchar cosas en el terreno, se escuchaba el sonido del agua cuando alguien pasa por ella, rápidamente nos detuvimos y miramos en toda las direcciones para ver de dónde venía exactamente, pero no podíamos ver nada, el ruido se detuvo y de nuevo nos pusimos en marcha pero en cuanto lo hicimos las pisadas volvieron a escucharse pero esta vez mucho más cerca, decidí levantarme un poco para poder ver que era lo que nos estaba siguiendo, mire en todas las direcciones en busca de algo, pero el zacate no me permitía ver más allá de un metro de distancia, así que no nos quedó otra opción más que esperar, pasaron los minutos y no se escuchaba nada, el sudor nos empezó a escurrir por la cara y el cuerpo, además de que nos estábamos cansando de estar en cuclillas, decidimos reanudar el paso sin importar nada, si nos atacaban estábamos preparados para defendernos. Solo dimos un par de pasos cuando se volvieron a escuchar los pasos, el zacate a nuestro lado se empezó a mover bastante, nos pusimos en guardia para recibir a nuestro perseguidor.

Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now