XXXVI: Contacto

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Empecé a abrir los ojos y las luces de las velas me daba en los ojos haciendo que me tapara con las manos, después de unos segundos empecé a distinguir un poco mejor las cosas a mi alrededor, mi mano derecha se encontraba cubierta completamente por vendas limpias, intente incorporarme, pero mi cuerpo estaba muy pesado como para hacerlo, no había nadie en la habitación salvo yo, me preguntaba dónde están todos y que estarán haciendo.

No pude escuchar ningún ruido fuera a pesar del silencio de la habitación y eso hacía que me estuviera preocupando, tomé todas las fuerzas de mi cuerpo para poder sentarme en la orilla de la cama, la mano me dolía bastante, pero eso no fue impedimento para ponerme de pie, me dirigí a la salida de la habitación para llegar a donde se encuentran todos los refugiados.

Abrí la puerta lentamente y vi lo que había al otro lado. El lugar se encontraba totalmente vació, ni una sola alma se encontraba en el lugar, todas las personas que se encontraban cuando llegamos aquí había desaparecido junto con Kechu y Edgar. Mi corazón empezó a latir muy rápidamente, me negaba a creer que me habían dejado atrás mientras estaba inconsciente.

Empecé a recorrer el lugar con la esperanza de encontrarlos por algún lado, mire por la ventana hacia afuera donde nos dispararon en las armas por primera vez, pero sin suerte alguna, después fui a la puerta trasera donde dejamos el Sandcat y el autobús, pero ya no estaban, las pocas fuerzas que tenia se desvanecieron en ese instante, no podía creer que me dejaron en este lugar abandonado, mi propio hermano y mi amigo que conozco desde la infancia me habían dejado solo a que me muriera. Probablemente pensaron que ya me iba a morir y decidieron irse sin mí.

Las lágrimas me empezaron a escurrir por los cachetes sin parar, había perdido las ganas de vivir ya no tenía nada por que luchar, solo me quedaba esperar la hora de mi muerte. Después de unas horas pensando en mi vida pasada, decidí salir a que los zombis acaben conmigo, salí por la puerta donde anteriormente estaban los autos, ya habían quitado los costales anteriormente así que no fue problema, me dirigí a una de las bancas donde antes las familias se sentaban a pasar el rato en la catedral, tome mi vendaje y lo empecé a arrancar a jalones, dejando al descubierto la horrible sutura que tenía, eran por lo menos treinta puntos, pero no me puse a contarlos, ni siquiera me sorprendió, simplemente los vi y me quede viendo hacia donde se encontraban un grupo de zombis al acecho en busca de alguna presa.

Tardaron algunos minutos en notar mi parecencia, pero, en cuanto lo hicieron se encaminaron hacia mí, un par de ellos eran de los zombis locos y venían a toda velocidad hacia mí, cerré los ojos y las imágenes de los momentos felices de mi vida pasaban frente a mi como una estrella fugaz, respire profundamente y la embestida de los zombis me golpeo de lleno....

........

Abrí los ojos de nuevo y me encontraba en la habitación otra vez, pero esta vez rodeado por todos, Kechu, Edgar, José, Alex y la enfermera. No me habían abandonado, al parecer solo había tenido una horrible pesadilla.

Mi corazón latía a mil por hora haciendo me sentir como si se me estuviera saliendo y mi cuerpo estaba cubierto por sudor.

 ¿Estas bien Armando? — Me dijo Alex que se encontraba sentado en una silla a lado de mi cama.

Parecía que estabas teniendo una pesadilla, te retorcías como si estuvieras sufriendo de dolor.  Me dijo Kechu con cara de preocupación.

Intente sentarme en la cama, pero la enfermera me detuvo antes de lograrlo.

 SI, estoy bien, solo que tuve un sueño muy raro. — Les empecé a decir. —Pero ya paso, ya me encuentro mejor no se preocupen.

 Ya sino, dormiste mucho tiempo. — Me dijo Edgar con una sonrisa.

 ¿En serio? ¿Cuánto tiempo dormí?

Pandemia Z [COMPLETA]Where stories live. Discover now