PREFAZIONE

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-Señorita Vicini, le sugiero pacíficamente que se calme un poco -. farfulló el comisario mientras pasaba sus arrugados dedos por su sien. ¿Que me calmara? Lo miré incrédula desde mi posición, sin poder dar mucho crédito a sus palabras.



-Un maniático me acosa y usted me dice que me calme -grité, sintiendo el cólera impregnarse en mis venas -Entonces, ¿qué pretende que haga? -ahogué una maldición, y grité por segunda vez al alguacil de Texas, era mi tercera visita en aquella comisaria y siempre hacia falta mas material para poder hacer una "investigación".



Sentí la furia roer gran parte de mi. ¿Como diablos estar tranquila, si un maldito bastardo rondaba cada noche por mi casa? ¿Cómo?. Sin embargo, quería mantener eso muy lejos de mi familia, sabía perfectamente que con solo comentárselo a Athan, esto ya habría acabado desde hace tiempo atrás.



Pero no, yo estaba empeñada en hacer las cosas a mi manera, por mi sola. Toda clase de pruebas para exigir un guardaespaldas las tenía sobre su mesa, incluso esas fotos que había tomado cuando estaba totalmente desnuda. Mierda, la vergüenza aún bailaba sobre mi, ese hombre estaba completamente obsesionado conmigo. Eran diversas cartas, advertencias, amenazas... Y, así se atrevía a balbucear que estuviera tranquila.



Bufé, aquello era como el típico caso de que ocurre una catástrofe. Todos gritan desesperados intentando salvar sus miserables vidas, mientras algunos se disponen a borbollar un Todo estará bien, solo cálmense. Sabiendo perfectamente que nada, absolutamente nada estará bien.



-Primero quiero que deje de gritar.



Dijo en un tono autoritario, pero mis ganas de asesinar a alguien hacían que mis fosas nasales se abrieran y cerraran como si tuvieran dinamita alojada en los orificios. Y eso sin contar, la presión tan grande que sentía en el pecho.



El miedo y la ira se hacían aliados en esto, y aquello no era una buena combinación. Ladee la cabeza y, noté que media comisaria nos miraban fijamente. Menuda escena la que estaba montando, me decía mentalmente, y no era para más.



Se suponía que era la máxima autoridad, pero cuando te encuentras en una situación como en la que estaba yo, el "respeto" se olvida por completo.



-Lo segundo que quiero que haga es que... -. pausó -. Vaya a su casa, instale cámaras de seguridad, si aquel hombre la persigue desde hace meses. Créame que, dentro de uno o dos meses ya lo capturaremos. Pero, no podemos adelantarnos a los hechos y asignarle un guardaespaldas sin saber si esto es una broma o no.



-Y, ¿mientras tanto, yo que? ¿Me limo las uñas esperando el próximo suceso?. O mejor, podría recostarme desnuda en la cama para aquel detestable hombre tome mejores poses sobre mi. Eso sí que es una gran idea.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant