DICIOTTO

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Un escalofrió recorrió mis pies descalzos, logrando que inconscientemente me removiera incomoda en el asiento, dí un respingo al sentir las cálidas manos de Luke acariciar mi mejilla, haciendo que lentamente abriera los ojos.



Una estúpida sonrisa salió de mis labios al notar que había colocado en mi una manta. Alcé mis ojos por la ventana, notando que ya había amanecido y que no estábamos en un bosque.



Me incliné hacia adelante al divisar en donde estábamos.



—¿Qué es esto? —pregunté, volviendo a mirar a Luke. Quien se veía agotado y con ojeras por el trasnoche, no podía saber con exactitud que hora era pero al ver la neblina estaba casi segura que era alrededor de 4 de la mañana o tal vez un poco más tarde.



¿Había conducido toda la noche? ¡Santa cachucha! ¿Donde estábamos?



—Es una casa de lago como puedes ver.



Opté por morderme el labio y ver aquel hermoso paisaje que estaba frente a mis ojos. En otras circunstancias me hubiese saltado encima de Luke pero como estaba secuestrada me encogí las ganas y me incorporé en el asiento.



Al cabo de unos minutos más, Luke aparcó el auto delante de una pequeña casa, al frente había un muelle que conectaba al lago.



 —¿De quién es esto? —pregunté sin mirarlo a los ojos.



—No me lo robé si es lo que piensas. La casa es de un amigo, él me la prestó —asentí, mientras tanto el abría la puerta.<ahora si que estas jodida> me dijo mi consciencia, haciendo que los dedos de mis pies se retorcieran por cierto nerviosismo. Cuando Luke, ya estaba adentro de la casa, tuve un pequeño debate sobre si debía seguirle los pasos o solamente debía correr.



Decliné la segunda opción, luego encontraría un plan para escapar, pero lo único que me apetecía en aquel momento era tumbarme en una cama y seguir durmiendo.



Siguiendo los pasos de Luke, observé la casa por dentro, era más grande de lo que se creía. Unos sillones de caoba se posaban en el living, una enorme escalera estaba justo en frente de mi. La casa era mucho más bonita en comparación a la del bosque.



—¿Quieres algo de comer o qué? —preguntó con frialdad, fruncí el ceño y volví los ojos hacia él.



 —¿Tengo cara de hambrienta? —pregunté de la misma forma que él.



 —No, pero si tienes cara de que me quieres follar.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDOWhere stories live. Discover now