QUATTRO

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"My heart's against your chest, your lips pressed my neck. I'm falling for your eyes, but they don't know me yet."



Sonaba en mi teléfono mientras tomaba un baño, eran las 8 de la mañana y Luke se había ido a trabajar. Se había ido, sin antes prometerle que cerraría cada una de las ventanas y las puertas. Incluso se ofreció a que debería irme con el a su trabajo, lo cual me negué rotundamente.



Sería una distracción para él y aquello era lo que menos quería. Distraerlo.

Deje que la música se alojara en mi, mientras aquel baño hacia sus efectos realmente era relajador, mas de lo que creía. Por lo menos me hacia olvidar un poco, solamente un poco. Envolví mi cuerpo en una toalla y camine hacia el armario que estaba allí, mi cuerpo quedo inmóvil cuando giré y mis ojos chocaron con una caja negra encima de mi cama.



Apreté el agarre de la toalla y ignorando aquel debate mental sobre si la abría o no, lleve mis manos hacia el borde y me senté de rodillas.



Encima de la caja había una rosa roja, lo que ya era costumbre.



Abrí la caja lentamente, dejando expuesta unas 10 fotografías allí. Yo, durmiendo, desayunando, parada, en la bañera... Impedí que las lagrimas salieran esta vez, tenía que ser fuerte y lo sería. En el peor momento de mi vida, sobrellevaría esto.



En el fondo de la caja, había un papel con recortes de periódico que decía:

"ERES MÍA"



Trague en seco al ver semejante cosa. "Eres mía". ¿Como rayos entraba aquí? No me explicaba aquello, aun teniendo a Luke de mi lado, la mayoría de las cosas seguían igual, por lo menos para mi si.



El sonido de una ventana romperse hizo que mis nervios crecieran mas, se podía escuchar el sonido de mi corazón retumbar desde el otro lado de la habitación, me puse de pie dejando aquellas fotos dentro de la caja. ¿Así se sentía en las películas de terror? Sientes como si el alma se te fuese a salir por la boca, sin un ticket de regreso.



No te atrevas, Cassie. No hagas nada valiente. Ya tenía un pie en el principio de la escalera, agarré tan fuerte la barandilla que mis nudillos escaparían de mi piel sin previo aviso.



—¿Hola? —la tensión crecía cada vez mas y todo se torno en silencio durante unos segundos. Retuve ese aire en mis pulmones, los bellos de mis brazos estaban erizados. Sin contar como temblaban mis pies con cada paso que daba.



Baje hasta el final de la escalera.. Nada, me acerque a la ventana de la cocina y pude ver a unos niños jugando futboll. Debía dejar mi maldita paranoia.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDOWhere stories live. Discover now