TREDICI

5.2K 287 8
                                    

Corrí a toda velocidad por aquel bosque. Era una de dos, o el bosque era más inmenso de lo que especulaba o estaba corriendo en círculos.



Mi pecho subía y baja repetitivas veces, mi respiración se hacía agitada y sofocante, llevé mis manos hacia mi garganta mientras me inclinaba hacia adelante para toser, sentía como mis piernas ya no respondían mientras las obligaba a dar unos pasos más.



Sentí ese infernal nudo que me estaba atascando en el estómago. Respira, respira. El intento de exhalar e inhalar era en vano, no lograba controlarme a mi misma y lo peor de todo era que tenía ese jodido presentimiento de que o Luke me encontraría, o terminaría perdiéndome.



Seguí corriendo, intentando esquivar aquellas ramas que estaban en el suelo. Evitando zafarme el tobillo y ahí si ser presa fácil de quien sea que estuviera en aquel bosque y lo que me esperaría más adelante.



Entonces me dijo una fastidiosa voz interna. ¿Qué era peor, Luke o estar perdida?, sacudí la cabeza bruscamente, en vez de estar pensando tonterías, debía enfocarme en como rayos salir de aquel lugar.



El sol se estaba ocultando, por lo que pude vislumbrar que tal vez eran las 5 de la tarde; mis ojos se iluminaron cuando a lo lejos divisé una pequeña gasolinera.



¡Santo Dios!



Me sentía agotada y debía llegar hacia allá. Apoyé mis manos en mis rodillas y reuniendo migajas de la poca fuerza que quedaba en mi, miré hacia atrás, no había nada eso me daba un poco de ventaja.



Debía salir impune de esa situación y lo haría. Recibiendo apoyo mental me eché a correr nuevamente, el camino se me hacía cada vez más largo y el sudor resbalaba en mi piel, al llegar a la gasolinera abrí estruendosamente la puerta, habían muchas personas por lo que todas me miraban estupefactos.



Girando mi cabeza de lado a lado, me dirigí hacia la barra donde estaba un hombre de unos cuarenta y tantos limpiando y tarareando una canción desconocida para mi.



-Necesito un teléfono -dije audible.



El señor quitó sus audífonos y contempló mi figura de pies a cabeza, haciendo que mis mejillas se tornaran de un color rojizo por la vergüenza, sabía que estaba hecha una mierda, mas no tenía que recordarmelo.



Esperando respuesta fruncí los labios por la desesperación. ¿En serio? ¡Maldita sea! ¿Porqué en el peor momento las personas no cooperan? Típico de las películas de terror, la victima corre y se encuentra un carro, dentro de este hay una pareja, balbucea un sinfín de cosas para que la ayuden pero al fin y al cabo, llega el asesino mata a los dos pendejos y ella abre exageradamente su boca y huye de la escena de crimen.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDOWhere stories live. Discover now