QUATTRORDICI

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El mismo dolor de cabeza, la misma molestia en los malditos ojos y el mismo infierno. Abrí mis ojos con cierta dificultad pero fruncí el ceño al ver que esa vez no estaba atada de pies y manos a una silla, estaba acostada en la cama y con una ropa diferente a la anterior.



Una alerta de emergencia me invadió por completo, ese maldito malnacido me había desnudado y aunque ya me había visto antes así sin nada encima, la incomodidad me cabreaba.



-¡Que te jodan en el infierno Luke Hemmings! -grité, más para mí misma.



Observando cada detalle, moví mi cabeza de lado a lado, era una habitación hermosa. Podía pasarme días describiendo lo que se encontraba en frente, sin embargo, los recuerdos anteriores me congelaron fuertemente como si arrojaran hacia mí un balde con agua fría.



Sin pensármelo dos veces, me tiré de la cama con mucha velocidad y me dirigí a la ventana.



Tenía que escapar aunque fuera lo último que hiciera en mi vida.

Posé mis manos en la ventana para subirla, pero mi sonrisa de victoria desapareció completamente cuando divisé que esta estaba sellada por fuera.



¡Maldita sea! chillé, me dirigí hacia la otra ventana, copiando la misma acción pero nada, estaba encerrada por completo. Pasando mis dedos por el sien, me giré y caminé o más bien corrí hacia la puerta pero fue en vano, ya que tenía el seguro.



¿Cómo diablos salía de aquel lugar?



Al otro extremo de la habitación, vislumbre una puerta por lo que supuse que era un baño así que caminé a paso rápido pero no había ventanas.

Estaba más encerrada que un perro en la perrera. Y aquello me frustraba, me frustraba y me hacía querer llorar otra vez pero no por el miedo, sino por la impotencia que sentía.



Salí del baño quitando las molestas hebras que se interponían en mi cara, de repente algo llamó mi atención; encima de la mesita de noche, estaban unos vaqueros, unas blusas y unas cuantas cosas más que conocían muy bien, eran mías, de mi propiedad.



¡Bastardo!



Tiré la ropa al suelo y la patalee de todas las formas, tenía que buscar algo en lo que soltar mi rabia, me sentía sulfurada, sentía la sangre hervirme por dentro y con algo tenía que explotar.



Tome el colchón y lo tiré lejos de donde pertenecía, hice un desastre de la habitación, rompiendo todas y cada una de las cosas que estaban en este.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora