CINQUE

6K 351 7
                                    

El taxi me había dejado unas cuadras antes de la casa de Luke, le había dicho al señor que se detuviera allí. Caminaba rápido, pero de pronto escuche unos pasos detrás de mi. Ignore aquello, tal vez estaba quedando como una paranoica después de las acosaciones.




Me mordí el labio y seguí caminando. Pero, aquellos pasos no cesaban. Paré... Nada. Me di vuelta y nadie estaba detrás de mi, aquello me asusto un poco, me giré y me dispuse a caminar, pero un musculoso cuerpo intervino en mi camino.



-Hola, muñeca -dijo un hombre alto, con una enorme cicatriz que abarcaba de su sien hasta su pómulo izquierdo. Me miró de arriba abajo, lo que hizo que quisiera hacerme una miniatura delante de aquel desconocido, me gire para quedar de espaldas a el y ir a otro lugar, pero otro hombre un poco mas bajito estaba delante de mi, mirándome de la misma forma o quizás peor que el anterior.



Estaba en medio de dos hombres, sin salida alguna. Tome nota mental mientras tragaba pesado: "Siempre hacerle caso a Luke"



-H-Hola -tartamudeé.



-¿Qué hace una nena tan solita a estas horas de la noche? -dijo él de la cicatriz mientras jugueteaba con un mechón de mi pelo.



-Es-estaba de regreso a casa.



-¿Ah si? -balbuceó el cerdo de atrás mientras posaba su mano derecha en mi cintura -¿Te quieres divertir un rato, linda?



-¿Qué? -pregunté nerviosa, soltando una risita. Pero, como me revolcaba del miedo ante aquellas personas.



-Si -dijo apretando aun mas su agarre, haciendo que me retorciera un poco del dolor, gemí. Sentí la respiración de uno de ellos en mi oído -Así te haré gemir.



Trague en seco ante aquellas palabras. Quería correr, pero... ¿cómo? Me sentía hecha un sándwich, en medio de dos hombres que para mirarlos tenia que alzar la cabeza. En miedo, se hizo presente en mi. Sus manos vagaban por mis muslos tan bruscamente, que sabia que las lágrimas no durarían mucho para aparecer, ya tenía una en el rabillo de mi ojo derecho.



En mi mente gritaba tantas veces <Aparece, Luke.> pero sabia que aquello era imposible. Sentí unas manos subir por mi abrigo y eso fue todo para gritar.



-¡Luke! -grité lo mas fuerte que pude.



-¡Cállate, perra! -me gritó el mas alto y robusto de los dos, apropiándome una bofetada en mi mejilla. Me hizo caer al duro y frió suelo, golpeando fuerte la cabeza. Todo se tornaba borroso, absolutamente todo.

Enamorada de su acosador |Luke Hemmings| EDITANDOWhere stories live. Discover now