Capítulo 1. ¿Quién demonios es ese chico?

52K 1.5K 100
                                    

—¿Estás lista?— le pregunté a mi amiga Mar mientras me alisaba el vestido.

—Sí... ¡No! Espera un segundo— gritó mientras corría hacia el baño. Rodé los ojos.

Estábamos arreglándonos para el cumpleaños de nuestra mejor amiga. Nare cumplía dieciocho años. Esta iba a ser la fiesta del siglo. Había venido hacia su casa para prepararnos juntas. Ambas nos habíamos encerrado en su habitación hace horas. Lo que amaba de su habitación era su enorme espejo. Toda una pared era un espejo con su propia barra de ballet. Mar bailaba y practicaba en su habitación. Era increíble tener algo así en tu propio cuarto. Su cama estaba más allá y sus cosas por ahí. Lo que más le importaba a ella era tener espacio libre para bailar. Era apasionada en eso.

—Bueno, ahora sí— dijo Margaret y yo me di la vuelta para mirarla saliendo de mis pensamientos—. ¿Cómo me ves?

La miro de arriba a abajo mirando desde su pelo lacio color caramelo pasando a sus colgantes y por su vestido rojo apretado hasta sus tacos altos.

—Sexy —contesto al fin. Sonríe.

—Bien. ¿Tú ya estás?

Me miro en el espejo. Solo tengo que girar la cabeza ya que ocupa todo un lateral de la habitación. Hago lo mismo que hice con ella. Empiezo mirando mi pelo planchado y mi flequillo hacia al costado, mi maquillaje, mis ojos y mis gafas. Paso por mi vestido negro con volado rosa de tela de gasa y termino en mis zapatos de tacón negro. Asiento.

Margaret me hace lo mismo. Es una cosa que hacemos nosotras para tratar de estar perfectas.

—¿Qué me dices?— le pregunto.

—Pues, Lia, para mí estás ardiente—responde sonriendo y dándome una mirada que insinuaría otra cosa. Negué con la cabeza mientras reía. Ella y yo nos conocíamos hace unos cuantos años y ambas íbamos a la escuela juntas. Desde entonces fuimos amigas. Tuvimos química enseguida. — ¿Tú qué piensas?

—Bien— me miro de nuevo—. Me gusta — sonrío.

—Perfecto, entonces vámonos.

Luego de eso nos subimos a un taxi y partimos a la fiesta.

Nare haría su fiesta en la casa quinta de sus tíos y eso no quedaba muy lejos, por lo que llegamos bastante rápido.  Por lo que me dijo, la fiesta será en el patio, al aire libre.

El lugar era bastante espacioso, tenía decoraciones con globos, cintas, guirnaldas, entre otras cosas, de colores violeta casi azul, gris y negro. El césped estaba bien cortado y se me hacia fácil de caminar con los tacones. La música sonaba fuerte. Ya había gente en el lugar, bailando y tomando bebidas de las únicas mesas que habían ubicadas.

Encontramos a Nare al fondo del patio.

—¡Feliz Cumpleaños!— grité abrazándola.

—¡Gracias! ¿Tomamos algo? Me muero de sed, no paro de ir de acá para allá. — Nare llevaba puesto un simple vestido plateado y negro sin tirantes que le llegaba por arriba de la rodilla. Estaba bellísima esta noche con ese vestido, le resaltaban sus curvas—. Dios, si tan solo no hubiera desaprobado matemáticas papá me hubiera pagado mozos— se quejó. Su familia era bastante adinerada por lo que podía tener lo que ella quisiera, pero el caso no era así. Dario, su padre, no permitía que ella fuera una niña malcriada, entonces si Nare quería algo tendría que ganárselo y, con pucheros no iba a ningún lado.

—¿Me ayudan con la comida?— preguntó.

Margaret y yo asentimos y la seguimos a la cocina de la quinta. 

—¿Y qué tenemos que hacer?— preguntó Mar.

—Solo agarren esas bandejas y colóquenlas en las mesas de afuera, —explicó señalando un par de bandejas colocadas sobre una mesa— mil gracias chicas.

¿Y si te robo un beso?Where stories live. Discover now