Capítulo 5. No somos nada.

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No sé cuánto tiempo pasa hasta que salgo de mi trance. Me quedé quieta en mi lugar frente a la heladera con mi vaso de jugo en mi mano sin moverme. Estuve pensando en Zachariah y en que querría. En como gritó Nare y porque lucía tan molesta. ¿Debía quedarme como dijo Zachariah y esperarlo? No. Él no me mandaba. Pero yo quería saber lo que él quería de mí. No, no quería saberlo. ¿O sí? Arggggggh. Maldito Zachariah que me confunde. Salí de la cocina a pasos agigantados. Sin ver por donde iba choqué contra algún chico de la fiesta volcándole todo el jugo encima.

—Cuidadooo— gritó la otra persona sosteniéndome.

—Ay dios, lo siento, no me fijé por dónde iba— miré su camisa mojada y luego lo miré a él quedándome estupefacta.

—¿Nicolas?- dije sorprendida al ver la persona que tenía delante de mí.

—¿Lia?— preguntó él tan sorprendido como yo— Cuánto tiempo sin verte… Wow. Estás totalmente cambiada— sonrió y me abrazó.

—Nicolas, tú también, ya no usas aparatos— respondí recorriéndolo con la mirada.

Nicolas era el hijo mayor de la mejor amiga de mi mamá, Elena, o tía Elena para mí. Crecimos juntos y hace cinco años se había ido a vivir con su padre (ya que sus padres están separados) y no lo vi todo este tiempo. En su momento él usaba aparatos y estaba lleno de granos. Ahora maduró me lleva un año y  se ve sexy. Tiene un comienzo de barba y ya no huele mal.

—¿Desde cuándo estás aquí? ¿Cómo llegaste hasta aquí?—  pregunté con una sonrisa.

—Llegué hace poco y tu madre estaba en lo de la mía— me regaló otra sonrisa— Me dijo que estabas en un partido y me trajo. Supuso que había ganado.

—Así es. 2 - 0 – digo muy orgullosa de mis amigos.

—¿Tomamos algo?— pregunta y mira mi vaso vacío.

—Oh… sí, ven así te limpio ese enchastre— me río.

Fuimos a la cocina y le limpié la mancha con un trapo. Nos servimos bebidas energizantes. Pasamos un poco más hablando sobre lo que estuvo él haciendo estos años y me retiré al baño.

Pasé por la sala de estar y lo vi a Zachariah. Bebiendo. Tequila. Directamente. De las tetas. De una rubia. Me paralicé en mi lugar mientras veía como el lamía la sal de sus pechos, lamía el tequila de su cuello y chupaba el limón que la chica sostenía con su boca. Vi como él lo sacaba y la besaba.

Corrí escaleras arriba. Lágrimas picaban mis ojos. Seguí corriendo por el pasillo y me encerré en el baño.  Un par de lágrimas corrieron por mis mejillas y me las sequé bruscamente con el dorso de la mano. Me miré en el espejo. ¿Por qué demonios lloraba? ¿Por Zachariah? Demonios. ¿Nos conocíamos hace cuanto? ¿Dos días? Dios, no somos nada. NADA. ¿Por qué me molestó que hiciera eso con esa chica? Él es un estúpido. Nunca me fue a buscar. ¿Quería que me hubiera ido a buscar? No lo sé…

Arggggh. Me enoja. Ya no sé ni lo que siento o ni lo que quiero. Maldito Zachariah.

Suspiro de frustración, me lavo la cara y salgo del baño para tropezarme con un muy borracho Zachariah.

Tú no vash a ningún lado – dice arrastrando las palabras. Empujándome y metiéndome en el baño cerrando la puerta detrás suyo.

—Zachariah…— empiezo con voz enojada pero él me pone un dedo tembloroso en los labios para callarme.

—Shhhhhhh, no hables— dice tomándome el rostro con sus manos haciendo que lo mire a los ojos— Cierra esa boquita por un momento.

—Suéltame— digo tratando de no mirarlo a los ojos, pero estamos tan cerca que se me hace imposible.

¿Y si te robo un beso?Where stories live. Discover now