Capítulo 28. La realidad es cruel.

16.8K 916 27
                                    

Me sentía sola. No lo estaba, pero así me sentía. Mi mejor amiga aún seguía enojada conmigo, Zachariah me había engañado y lo sentía todo perdido. Aunque no fuera así. Sé que mi mamá está ahí si la necesito, pero ya la molesté a ella con esto. Sé que Nicolas también está pero ya hablé con él. Y entonces recurrí a  Mar, pero ella tampoco contesta mis llamadas. No sé que le ocurre, ¿estará enojada conmigo? No lo sé. 

Entré en la cafetería y me dirigí directamente al mostrador. Pamela estaba allí, sonriente. —¿Qué haces tú aquí hoy? ¿No es tu día libre?

—Lo es— asentí. —Vine a dar una mano, veo que tienes mucha gente— señalé alrededor.

—Oh, gracias Lia, esto se estaba volviendo agotador. Haré que te paguen por tus horas extras. 

Sonreí y me dirigí a ponerme mi vestimenta del trabajo. Luego comencé a atender mesas y tomar pedidos. A la hora mas o menos, estaba dirigiéndome a una mesa con nuevos clientes, cuando distinguí a una de las personas que estaban allí; mi padre. Rápidamente frené y me di la vuelta deseando que no me haya visto. Pero más de mi mala suerte, me vio. 

—¡Lia!— gritó detrás de mí. 

Seguí caminando rápido y salí por la puerta trasera de servicio. Mi padre vino detrás. Mierda. Me volteé.

Y allí estaba tal y como lo recordaba pero un poco más demacrado. Pelo corto, negro y con algunas ondas, pero no del todo ruloso, más bien lacio. Su rostro estaba bien afeitado y se le veían algunas arrugas a los costados de los ojos. Y estaba delgado, mucho más delgado de lo que recordaba.

Levantó una mano pidiendo permiso para hablar, hice un movimiento con la cabeza aceptando.—¿Qué quieres?

—Sé que no quieres hablar conmigo, pero quiero poder... —su voz salía grave y ronca. Diferente a hace unos años. 

—¿Disculparte? Mamá ya me lo dijo, no quiero tus disculpas. 

—Lia, yo...— dijo mi padre acercándose a mí. Di un paso atrás. Él se quedó quieto en su lugar. —Quiero disculparme sólo eso, lo que hice... yo... lo siento tanto, hija. Perdóname. Me arrepiento tanto de lo que dije, yo... si no hubiera dicho eso tú no habrías intentado...

—Matarme— terminé seca por él. —Sí, en parte fue tu culpa. No es lindo que aun hijo le digan que no debió haber nacido ¿sabes?

Tragó claramente incómodo. —Lo siento.

—¡Deja de disculparte! No te perdonaré. Vi lo que le hiciste a mamá, ¿sabes? Ella aguantándote todo y tú metiéndole los cuernos en nuestra propia casa mientras ella se mataba trabajando para pagar los gastos y entre ellos tu maldita bebida. No te quiero volver a ver, sólo déjame en paz.

—Si pudiera hacer algo para remediar lo que hice... Para que todo vuelva a ser lo que era antes de que yo... 

—¿Quieres que todo vuelva a ser como antes?— lo corté clavando mis ojos en los suyos. —¿Antes de todo? ¿La maravillosa relación que teníamos antes de que tú la cagaras? — negué con la cabeza. El recordar esos momentos era como echar limón a una herida abierta. —Vete a la mierda. 

—Lia dime qué puedo hacer... Debe haber algo que pueda hacer para remediarlo...

—Aléjate y no aparezcas nunca más, nuestra vida es mejor sin ti— le digo antes de marcharme de allí.

***

Le mandé un mensaje a Pamela disculpándome por irme y llevarme la ropa del trabajo puesta. Ella me dijo que no había problema, total ese día no trabajaba y con respecto a la ropa, que el jefe no se diera cuenta, nada más.

¿Y si te robo un beso?Where stories live. Discover now