Capítulo 26. Tenía razón.

18.2K 918 63
                                    

Cuando me desperté y abrí los ojos me quedé un rato mirando el techo pensando. Pensando en la estupidez que se me había ocurrido anoche; beber, me sentía decepcionada de mi misma. Fue un momento de "depresión" si se puede decir así, pero no puedo creer que eso se me haya pasado por la cabeza. Que estúpida. Yo ya no era más así, no lo era.

Me levante de la cama y miré mi atuendo. Había dormido con la ropa del día anterior puesta y mi cama estaba arrugada pero hecha. Fui a mi armario y tomando unos simples shorts negros y una remera gris me dirigí a la ducha. Hoy tendría muchas cosas que arreglar.

Cuando terminé de bañarme bajé las escaleras y pude distinguir a mamá en la cocina pero seguí de largo sin saludarla, no tenía ganas de hablar con ella ahora mismo.

Salí de mi casa y tomé rumbo hacia la derecha, hacia la casa de mi mejor amiga. Allí estaban dos personas con las que tenía que hablar hoy. Eran las 11 a.m. esperaba que estuvieran despiertos.

Me abrió Silvina y me sorprendí encontrarla allí; casi nunca estaba.

—¿Están Nare y Zachariah?— pregunté directa.

Silvina hizo una mueca. —Bueno... Nare está en su cuarto, pero Zachariah... ellos pelearon anoche y él se fue y aún no ha regresado, ¿sabes algo de él?

—Oh— no sabía que más decir. —Yo... no, no sé nada de él.

—Bueno, pasa, pasa —me dijo y yo entré en la casa.

Directamente subí las escaleras y entré en la habitación de Nare sin llamar. Ella estaba escuchando música y ordenando su cuarto, algo que hacía muy seguido.

—Nare —la llamé.

Paró de hacer lo que estaba haciendo y me miró. —¿Qué quieres? —dijo en tono cortante.

— Wow pensé que estábamos bien — contesté levantando las manos.

Suspiró. —No, no lo estábamos. El otro día sólo estaba muy cansada para discutir contigo.

—Sí, claro — bufé.

—No tenía ganas de pelearme contigo, ¿de acuerdo?

Puse mis brazos en jarras. —¿Y ahora si tienes?

—No, pero no me queda otra ¿cierto? — se cruzó de brazos. —No vas a cambiar de opinión ¿verdad? Estás tan cegada por él que no ves la realidad. Lia yo te dije que nada de esto es como los libros que tú l…

—¡Ya sé que nada es así! ¡Se que la realidad es esta y qué la vida es una mierda! ¿No crees que ya me lo ha demostrado? — grité cortándola.

Cerró la boca y apretó los dientes enojada. —Haz lo que quieras, pero cuando te des la cabeza contra la pared, no vengas a mí a llorarme porque yo te avisé— diciendo esto último se dirigió a la puerta de su habitación y se fue dando un portazo.

Me quedé quieta en mi lugar unos segundos antes de correr detrás de ella. No podía dejar esto así. La alcancé en el pasillo y la tomé del brazo. —¡¿Qué es lo que te molesta?! ¿Qué esté con tu primo o qué te lo haya ocultado? — grité.

Me miró a los ojos sorprendida por la pregunta. Luego miró a otro lado y se soltó de mi agarre. —Ambas.

—¿Ambas? — dije con ironía. —¿Crees que es fácil para mí? Nare no sabía qué hacer. Cuando me di cuenta que me gustaba el primo de mi mejor amiga… no pude decírtelo, simplemente no pude. Era… incómodo.

—¿Por qué? ¿No confiabas en mí? ¿Él era el chico de mi fiesta cierto? — rió falsamente. —Claro, ya entiendo. ¿Cuándo los encontré besándome me mentiste, verdad? Ese beso sí significo algo para ti —negó con la cabeza. —¿En qué más me has mentido?

¿Y si te robo un beso?Where stories live. Discover now