Palabras que derrumban

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Altair.

- No te atrevas -la amaneza explícita en esas palabras- Alejate de mis hijos Altair.

- No. Tengo derecho a conocerlos -grito- ¡son mis hermanos!

Aquellos ojos dadoras se volvieron turbulentos que poco a poco fueron tomando un color rojizo.

- Si les pasa algo a mis hijos... Voy a matarte lenta y dolorosamente -el susurro dejaba más que claro la advertencia-

- No te tengo miedo Adiria. -la enfrento- me atendré a las consecuencias de mis actos con ellos.

Y sin más salió, quería conocerlos, tenía todo el derecho en hacerlo. Ellos eran sus hermanos y aún enfrentado a Adiria y a la furia de los padres de ella, iba a conocer a sus medios hermanos.

Sobre voló la ciudad de los ángeles para ir al como de entrenamiento donde Aiden siempre está a entrenando con su ejército. Estaba nerviosa, quería ser aceptada por ellos y la sola idea de ser rechazada le aterrorizaba.

Se escondió entre un pilar mientras observaba a su medio hermano entrena, la forma en que manejaba la espada era sorprendente y emocionante. Ella era un ángel de luz, simple ángeles que daban paz a almas tristes o a tormentadas.

Estuvo así una hora hasta que Aiden quedo sólo, respiro hondo y fue hasta donde estaba.

- Aiden -llamo con delicadeza-

Su medio hermano se giró a verla, los mismo ojos que ella la miraban algo desconcertados. Aiden y ella tenían dorados los ojos no como los de Adiria, era un dorado más oscuro con fragmentos plateados.

- ¿Te puedo ayudar en algo?

Aiden la miraba algo curioso, dio un paso más cerca de él.

- Si... ¿Sabes quién soy? -tenía la esperanza de que si lo supiera pero la manera en que fruncía el ceño le decía que no- soy la hija de Abimalec...

- Ah, lo siento no se me da bien eso de recordar o aprender la sucesión sanguíneo de los ángeles -río Aiden, el cabello de un plateado pálido se desordenó todo- ¿tu nombre es...?

- Altair -respondió rápido- podemos hablar...

- ahora no, estoy algo apurado...

- Por favor -suplicó. Si su madre la viera así la regañaría-

- Bien, pero que sea rápido ¿si?

Asintió emocionada y lo arrastro lejos del campo de entrenamiento hasta una zona más lejana cerca de los jardines.

- muero por conocerte, desde hace años quería hablarte pero me estaba prohibido...

- ¿de que coño me hablas? ¿Estas loca? -protesto Aiden algo nervioso- lo siento pero no eres mi tipo, te vez muy inocente para follarte...

- ¡Claro que no! Mira -lo soltó del brazo- no es fácil de decir... Yo no soy buena hablando... Puede que lo diga así sin más o le de largas al asunto....

- Como ahora.... -mascullo Aiden-

- ¡Oye! Estoy nerviosa... Sólo ten un poquito de paciencia ¿si?

- Eres peor que Gee...

- ¿Gee?

- Olvídalo, ahora dime que es lo que quieres decirme.

- Ah... Cierto -río- ¿odiarías tener otro hermano?

- Eso será imposible dado que la frígida de mi progenitora es más virgen que tu -ironizo Aiden-

- No me refiero por parte de madre... Sino de padre -susurro algo miedosa-

- Yo no tengo padre -puntualizo Aiden-

- Lo tienes -le dijo- compartimos el mismo padre...

Primero fue incredulidad, luego sorpresa para después burla y al final cuando vio que ella estaba hablando seriamente, la ira se hizo presente.

- Dime que es una puta broma de mal gusto -gruño y ella negó- esto no puede ser cierto...

- Lo es... -le toco el hombro- somos hermanos...

Su mano fue quitada con brusquedad que le hizo retroceder dos pasos, el rechazo dolió, entendía bien la reacción de Aiden y no le odiaba o se enojaría por ello.

- alza la mirada Altair -pidió Aiden-

Se mordió el labio inferior e hizo lo que le pedía, dos ojos iguales a los de ella la miraban, Aiden dio un paso hacia ella, temerosa de que pudiera golpearla cerró los ojos a la espera del golpe pero sólo obtuvo un abrazo.

- No golpeo a mujeres débiles, ni mucho menos a las que es mi hermana...

Lo abrazo, Sarek siempre había sido un egoísta y algo presuntuoso, nunca habían congeniado bien. Aún así sufrió su muerte. Era su hermano al fin de cuentas, ella lo amaba aún cuándo Sarek no fuera un gran ser de humildad.

Un rato después le contó todo, el porque no sabía nada, como se habían dado las cosas, que ella había enfrentado a Adiria.

- No quiero saber nada de él. -aspeto Aiden serío- no lo vuelvas a mencionar jamás.

Y por él, ella entendía que se refería a su padre. Iba a respetar la decisión de Aiden, ella quería tener un hermano no un enemigo como solía decir su madre.

Azira no era una madre mala, siempre fue comprensible y cariñosa pero el tema de Adiria le hacia hacer enojar, se sentía celosa.

- Respetó tu decisión -le dijo tranquilamente- sólo pido que me dejes ser una hermana, me siento tan sola... Todos esperan de mi mucho y temo no ser lo digna, aveces ser hija de Abimalec es abrumador... Lo siento...

- Creo entender el sentimiento -hablo Aiden idamente- siempre desee conocerlo... ¿Le importamos?

Las alas de ella rozaron la de Aiden como un símbolo de cariño, le tapó una mano y dejo una pequeña pluma dorada.

- El tema sobre ustedes está prohibido, mi madre dice que aún le cuesta hablar del tema. -dijo con delicadeza, su pluma se fundió en la piel de Aiden- estaré ahí si me necesitas... Quiero ser tu hermana y de Klaus...

Se alejó volando, sabía que su padre se enteraría y no estaría contentó, pero lo enfrentaría al igual que lo hizo con Adiria.

Extras y especiales (saga Evil) Where stories live. Discover now