Diversión.

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Abdel.

- ¿En serio, quieres apostar?

Alzó una ceja en modo interrogatorio, observó al Vulkram macho adulto, media un poco mas de dos metros y tenía cicatrices de peleas de antaño. Quería golpear esa cabeza rubia de Aušra, ¿¡quería matarla!?, aunque lo que obtendría si ganaba le gustaba....

- ¿Tienes miedo? - El hermoso rostro de Aušra hipnotizaba, muchos demonios de la ciudad de fallen heart servían a su loca amiga-

¿Miedo? Puede que un poco, le temia más a su madre, tembló ante el solo recuerdo. Despejó su mente del recuerdo y dio un paso al círculo donde era el campo de batalla, aflojo sus músculos y reía, esto podía resultar divertido de alguna forma.

- Si yo ganó... -Le dijo Aušra- Me das tu espada dorada.

La vio titubear unos segundos para después alzar su mano con el pulgar arriba. Bien. Aveces se preguntaba por que Aušra estaba obsesionada con las apuestas, lo sorprendente es que nunca la importaba ganar o perder, ella una vez le dijo.

"Lo interésante de las apuestas, es que, no sabes si ganarás o perderás, hasta que haya sucedió. Eso es lo emocionante de la vida."

Estaba de acuerdo, admitía que algunas veces le dolía perder pero no era mal perdedor. Movió los hombros en circulos hacia atrás para mantener su cuerpo lejos de tensión.

- Abdel.

Volteó a verla, ella le sonreía, tenía una botella de alcohol a medio terminar, tenía la chispa de sobredosis en los ojos.

- Si tu pierdes, harás un servicio a mi.

Servirle por un día... no tenía problemas con ello; confiaba en ella. Aunque le inquietaba que le hubiera pedido que mantuviera su amistad en secreto, no le importaba. Se acercó al grandulon que le salían humos hasta por los oídos, literalmente, el humo hasta podía coser su piel, la lava que recorría las grietas del cuerpo debía8 estar a una temperatura de los ochocientos grados Celsius o más, tenía que tener cuidado, su hermoso rostro y precioso cuerpo no debían tener una cicatriz, aunque puede que a las hembras les gustase... Se vería rudo y super varonil.

El macho Vulkram le miraba de forma burlona, cuando el gran demonio daba un paso hacia el centro, parte del suelo temblaba, vaya... El árbitro, un Fhae de piel dorada con dos cuernos serniendo su cabellera negra, se cargaba una ropa gótica, ¿No deberían las hadas verse lindos e inocentes?, quizás por algo le decía a la ciudad fallen heart la más a locada de hellchertes y el nombre le quedaba super bien.

- Hola, grandulon. -Le guiñaba un ojo-

El macho le respondía en Azeri, por las cosas que entendió, él Vulkram quería hacerlo a la parillada en forma de brochetas. Todos los demonios usaban su lengua natal pero aveces usaban muy bien otro idioma humano, ya sease el español, inglés, ruso, italiano, etc...
El vulkram lanzaba su mazo hacía él, se hizo a un lado justo a tiempo que lo hicieran papilla en el la arena. Vaya, esto podía ser difícil pero no imposible; grandes edificios han caído por pequeñas cosas y esto no iba ser diferente en ninguna forma. Sacó de su gabardina una revólver calibre 38 largo, con balas explosivas, disparo con precisión directo al hombro derecho, la lluvia de rocas hizo que los espectadores tosieran, observó como el hombro de su contrincante volvía a regenerarse, bien. Ya sabía que su oponente tenía esa facilidad. Esquivó el gran mazo de puntos al agacharse, era rápido para ser un gigante; corrió hacia la derecha, uso otra vez su revólver y disparo dos veces en la pierna derecha, eso le daría tiempo para pensar en cómo causarle daños permanentes, invocó un arco de metal negro con flechas llenas de veneno Lachetis para paralizarlo, iba a disparar cuando la gran mano del Vulkram le golpeaba mandandolo a freír espárragos. ¡Mierda!.

Extras y especiales (saga Evil) Where stories live. Discover now