El rojo es el favorito.

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Especial.

Lirrazt.
Eones atrás.

Era extraño ser tratada con tanto decoro, cuando ella no era nada en realidad. ¿Porqué el rey haría algo así por alguien? Seguía sin entenderlo, su propia madre había intentado matarla después de siete años.
Soltando un suspiro dejo que la sierva que la cuidaba le peinara la larga melena roja, odiaba que a su especie la tratarán como demonios sexuales y sólo eso, ella no era sexo ni curvas, podía ser cruel y ruda...

Se había agarrado a golpes con Hex cuando dijo que no podía jugar con él y Darrow, furiosa se hubo lanzado sobre Hex hasta dejarle un par de rasguños y una partida a e huevos. Ella no era débil ni frágil, Darrow la había separado y pensó que le golpearía, al final ella no era nada para ellos, sólo una demonio adoptiva por la familia real. En fin, Darrow le regaño pero no le golpeo sino la abajo y golpeo a Hex para que dejara sus idioteces.

— ¡Lirrazr! –Hex entraba a la habitación gritando– ¡Te estamos esperando para jugar! ¿Porque las mujeres son tan lentas?

Lo volteo a ver amenazadoramente, le sacó la lengua y sonrió a su sierva que estaba algo ofendida por las palabras de Hex pero como su medio hermano era un príncipe nada podía hacerle o eras matado.

— Estas hermosa, Lirrazt. –Darrow entraba con su habitual tranquilidad–

— Gracias, Korę.

Hex sólo los ignoro mientras revisaba todo en la habitación de ella, aveces le era tan difícil aceptar que ellos dos fueran sus hermanos, es que... Ella no era nada, era un basura para estar ahí.

— Sabes... ¿porqué tienes un gran espejo y yo no? —Hex hacia muecas en el espejo– ¡soy guapo...!

— Porque las mujeres les gusta verse –respondió Darrow con obviedad– y no son tan vanidosas como tu, Hex.

Y ahí iba la discusión, Hex y Darrow comenzaron a discutir por cosas... De mujeres y hombre, la verdad no entendía porque discutían la mayor parte del día pero al final Darrow siempre consentía a Hex en todo, Bueno, también a ella y ahora que su don especial de poder elegir ser hombre o mujer se había presentado ninguno de los dos le hicieron de menos.

— Estoy lista –Salto de la cama y corrió hacia Darrow para abrazarlo– podemos jugar.

Los brazos de su Korę la rodearon con fuerza, Darrow era el mayor de los tres, tenía doce y Hex diez, ella siete. Salieron de la habitación y corrieron hacia el patio que tenía todo tipo de juegos para ellos. Le gustaba jugar con ellos, toda su vida se la paso sola, su madre la encadenaba para que no la molestara ni a ella ni a sus parejas, pero ellos tenía pensamientos depravados e intentaban hacer esas cosas con ella... Lo bueno que siempre lograba escapar aunque eso hacia enojar a su madre hasta que un día su madre se cansó y trato de matarla para que dejara de arruinar su vida, huyendo por su vida se topó con Khaled, al principio le ataco para defenderse cosa que no tenía caso, un demonio como él, podía hacerla pedazos. Llorando, él la había llevado al castillo aún en estado de histeria, siervas de diferentes clase de demonios se encargaron de bañarla, alimentarla y cuidar, aún estaba de temerosa cerca de su nuevo papá, le costaba llamarlo así.

No llegaron lejos porque Fhealy la amargada karonte los detuvo, Darrow le dedicaba una mirada vacía a la encargada de la servidumbre que intentó no acobardarase pero al final lo hacia, ser hijo de rey tenía sus ventajas.

— Una mujer no corre como hombre –le riño Fhaely– bueno, las Súcubos son más delicada en ese aspecto...

— Gracias por la información, ahora puedes irte.

Extras y especiales (saga Evil) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant