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Tefi estaba sentada al lado de Esme durante aquel receso comiendo algo, la primera tragaba una enorme hamburguesa mientras la segunda engullía una manzana

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Tefi estaba sentada al lado de Esme durante aquel receso comiendo algo, la primera tragaba una enorme hamburguesa mientras la segunda engullía una manzana. Tefi miraba hacia el sitio donde estaba sentado Leo fumándose un cigarrillo y riendo con su celular.

—Es raro, el chico es raro —afirmó Tefi—. No sé por qué no es amigo de los populares del curso, ¿será por desafiar a Matías el primer día?

—Supongo que sí —dijo Esme siguiéndolo con la vista—. Pero no es malo...

—No sé cómo puedes decir que no es malo, se pasa el día burlándose de ti —negó Tefi con la cabeza.

—Creo que se equivocaron con los pedidos. —Una voz burlona que ambas conocían se acercó a las chicas, era Matías seguido por dos de las víboras: Luli y Camila—. ¿Manzana, Esme? ¿En serio? —Las chicas rieron como campanas huecas.

El sonido de sus risas alertó a Leo que se volteó a mirar lo que sucedía.

—¿No tienes nada mejor que hacer, bravucón? —preguntó Tefi.

—No, la verdad es que estoy muy aburrido y cuando eso sucede me encanta burlarme de la ballena —añadió y miró despectivo a la muchacha.

—¿Cuántas calorías tiene una manzana? —inquirió una de las muchachas.

—¿Estás a dieta Esme? ¿Es cierto que tu novio no quiere contigo porque eres gorda? —preguntó Camila.

—¿Qué demonios? —Tefi se levantó como para encarar a las muchachas.

—Nos enteramos por ahí que el tal Antonio la rechazó —dijo Luli con una sonrisa autosuficiente.

—Es que, ya me parecía raro que un chico normal quisiera estar con... esta —dijo Matías riendo—. Se perdería entre tanta grasa —añadió con cara de asco.

—Matías —llamó una voz desde atrás. El chico volteó sin esperar lo que estaba por venir. El puño cerrado de Leo se estrelló contra su nariz y de pronto todo se oscureció para él.

Intentó reponerse a la sorpresa y devolverle el golpe, pero Leo se adelantó y le volvió a dar otro puñetazo. Esme y Tefi no pudieron reaccionar solo alcanzaron a mirarse confundidas. Luli y Camila empezaron a gritar y corrieron a llamar al profesor encargado de la disciplina.

Unos minutos después ambos chicos estaban agarrados a golpes rodeados de un grupo de alumnos que gritaban y alentaban a Matías.

—Basta, Leo... —rogó Esme acercándose.

—Sal de aquí —le dijo el chico para que no saliera golpeada en la golpiza.

—¡Deténganse! —gritó el encargado de disciplina que llegó junto al orientador para intentar separar a los chicos.

Luego de mandar a todos los alumnos a sus clases y de llevarlos a ambos a la enfermería, el director los esperaba en su despacho.

—¡Es una vergüenza el comportamiento que mostraron esta tarde! —añadió con seriedad.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora