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Tefi y Esme se juntaron con Luli y Camila en un centro comercial y desde allí fueron en busca del vestuario adecuado al sitio donde estas habían propuesto

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Tefi y Esme se juntaron con Luli y Camila en un centro comercial y desde allí fueron en busca del vestuario adecuado al sitio donde estas habían propuesto. Ya en el local las chicas hicieron sus elecciones y le pasaron a Esme como cinco vestidos para probarse, ninguno parecía tener nada raro ni nada que la hiciera sentir incómoda, de hecho, ella ingresaba al probador con su amiga y ambas quedaban asombradas de lo bonitas y distinguidas que se veían aquellas prendas, luego salían a mostrárselas a las otras dos porque ellas así se lo habían pedido.

Finalmente, la elección estuvo entre uno azul con detalles bordados en la pechera y uno negro con unos detalles muy bonitos en la misma tela que quedaban como rayas verticales y sin breteles. Todas finalmente decidieron por este último.

Las cuatro muchachas, bastante contentas y conformes con la elección fueron a buscar un zapato que combinara y después de aquello, fueron hasta el sitio donde sería el concurso. Llegaron algo temprano, pero esa era la idea pues allí ya las esperaba Nadia con su enorme maletín de maquillaje para iniciar su labor. Esme y Tefi se miraron asustadas, sin embargo, hasta ese momento nada malo había sucedido y ambas estaban seguras de que no existía ninguna treta.

Esme se sentó en una silla y dejó que Nadia hiciera su trabajo, mientras tanto Luli le pintó la uñas y Camila buscaba opciones de peinados.

—¿Por qué tanta bondad de repente? —preguntó Tefi que estaba sentada cerca de su amiga observando aquel despliegue de amabilidad, como si las cinco fueran parte de un mismo grupo de inseparables amigas del estilo una para todas y todas para una.

—¿Sinceramente? —preguntó Luli divertida y Tefi asintió—. Simple... queremos viajar y ella es nuestra única y última opción.

—Nada más que eso —respondió Nadia encogiéndose de hombros.

—Mmmm... —murmuró Tefi levantando las cejas con inconformidad.

—Además —añadió Camila—, no queremos que ganen las del Teresiano, no soportamos a Susana —agregó y las otras dos chicas se rieron divertidas—. Hace dos meses se puso de novia con Mateo, un chico que le gusta a Luli, por tanto, le hemos declarado la guerra, y tú eres nuestra mejor arma —dijo señalando a Esme.

—¿Solo eso? Digo... ¿es solo por eso que nos están ayudando? —preguntó Tefi algo incrédula.

—¿Te parece poco? —inquirió Luli—. ¡Es el amor de mi vida! —exclamó de forma exagerada y Tefi se contuvo para no reír.

—Y queremos viajar —añadió Camila y las demás asintieron.

No volvieron a hablar del tema y cada una siguió en lo suyo, Tefi se relajó un poco mientras se puso a leer algo en su celular, Esme se dejó maquillar y peinar por las chicas que habían puesto música y bailaban y cantaban mientras trabajaban.

Ella se rio al pensar que se sentía bien en ese momento, recordó que cuando era más chica y tenía como doce o trece, solía soñar en estar en el grupo de esas tres, ser una de ellas, sentirse parte. No podía creer que en ese momento estuviera compartiendo un instante en el que parecieran ser simplemente amigas. Por un instante pensó que quizá no eran malas, solo estaban demasiado confundidas, demasiado vacías, interesándose por cosas que en realidad para ella no valían la pena.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora