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Leo se había ido hacía rato y Adrián había regresado junto a ellas apenas logró liberarse de los cuidados de su prima

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Leo se había ido hacía rato y Adrián había regresado junto a ellas apenas logró liberarse de los cuidados de su prima. Enfadado les preguntó de quién se trataba y ellas le explicaron quién era Leo y lo que sucedía entre ellos.

—No es malo, solo es un poco... —intentó excusarlo Esmeralda.

—¿Torpe? ¿Irascible? ¿Desubicado? ¿Idiota? —preguntó Adrián aún enfadado.

—No... no digas esas cosas de él, es una persona muy... —trató de calmarlo Esme.

—Especial para ella —completó Tefi guiñándole un ojo a Adrián.

—A ver, déjame ver si entendí —y miró a ambas de manera intercalada—. ¿Te gusta ese tipo, Esmeralda? —inquirió y fijó su vista en ella.

—No... —respondió ella y Tefi levantó las cejas mientras se cruzaba de brazos—. Bueno, no lo sé —agregó la muchacha al recordar las mariposas que afloraron en su interior cuando más temprano él le había dado un beso en la comisura de sus labios.

—¡No lo puedo creer! —zanjó Adrián enfadado—. No puedo creer que una muchacha como tú termine enamorada de un brabucón sin cerebro. Dios, ¿quién eres y qué has hecho con la Esmeralda que yo conocía? —inquirió. Los ojos de Esme se llenaron de lágrimas.

—Oye, oye, oye... —Lo calmó Tefi acercándose a él y mirándolo a los ojos—. Que yo recuerde, tú te fuiste de aquí y nos dejaste sin saber nada de ti, ahora regresas tan fresquito y ¿crees que tienes algún derecho sobre ella, Adrián? —inquirió la muchacha.

—No es eso, yo... solo... —bufó contrariado y dio media vuelta.

—¡Vamos! —dijo Tefi guiando a su amiga para regresar a su casa.

Cuando llegaron, Esmeralda se sentó sobre la cama y se sacó los zapatos. Tefi le entregó unos pañuelos desechables y se sentó a su lado.

—Deja de lloriquear, me estás cansando, me están cansando todos —zanjó molesta—. ¿Qué hay de malo con ustedes? ¿No pueden ser solo gente normal? —inquirió.

—Lo siento... —susurró Esme.

—Deja la actitud de víctima, Esme. Dos chicos se pelearon por ti hoy y tú aquí llorando como actriz de novela. ¿Por qué mejor no decides con cuál de los dos quieres quedarte? —preguntó su amiga.

—Cómo si la decisión estuviera en mí —respondió Esmeralda y suspiró secándose los ojos—. Leo está enfadado, no sé con qué me va a salir ahora si es que me habla. Adrián no entiende por qué estoy con Leo y una amistad entre ambos ahora es más que imposible y yo... yo no puedo dividirme entre los dos.

—No, no puedes ni debes. Ellos deben aceptarte cómo eres y aceptar a tus amigos. Pero ese no es el problema, Esmeralda... y lo sabes... Dime, ¿qué sentiste al verlo de nuevo? —preguntó ahora mirando a su amiga.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora