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Adrián abrazó a Esme y la dejó llorar por un rato

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Adrián abrazó a Esme y la dejó llorar por un rato. Entonces, cuando estuvo más calmada la guio hasta una plaza cercana para que se sentaran y conversaran tranquilos.

—¿Quieres contarme qué sucedió? —preguntó el muchacho y Esme solo suspiró. ¿Cómo le decía a un chico que quería salir con ella que había peleado con el chico que le gustaba en realidad? —. Solo si quieres decírmelo —añadió.

—Peleé con Leo —dijo Esme sabiendo que aquello lo pondría nervioso.

—¿Qué es lo que tienes con él, Esme? —preguntó luego de un momento de pausa—. No lo conozco, pero no lo veo como un chico adecuado para ti...

—Es un buen chico, Adrián, de verdad —respondió mirándolo como si quisiera convencerlo—. ¿Sabes? Cuando llegó recién lo único que hizo fue burlarse de mí, todo lo que podía... luego y con el pasar de los días nos fuimos conociendo y aprendí a verlo como es realmente, pero a veces me confunde, es como si dentro de él vivieran dos personas completamente opuestas. Él se preocupa por mí, me ha defendido ante los chicos de la escuela, se ha ofrecido a ayudarme en todo momento, sin embargo... también puede ser muy egoísta, muy duro, muy hiriente... y eso me da miedo, porque me hace sentir insegura, a veces pienso que no sé en realidad quién es.

—Has dicho que ha estado a tu lado, que te ha apoyado y te ha defendido en la escuela, ¿por qué crees que haría eso si es que no le nacía hacerlo? ¿Qué podría ganar de ello? —preguntó Adrián.

—Nada... es decir, no es como si ser mi amigo lo hiciera popular, de hecho, le hubiera sido mucho más sencillo optar por ser uno de ellos. Su amistad en verdad me hizo bien, creo que llegó en un momento de mi vida en el que o me hundía del todo o salía a flote. Estaba con Tony, él solo me utilizaba, en la escuela todo era difícil... y ya de por sí sabes que las cosas en casa no son sencillas. Desde que él llegó a mi vida el negro no pareció tan negro, ¿me explico? —inquirió mirando al chico y él asintió.

—¿Entonces? ¿Por qué discuten? —preguntó Adrián.

—Porque me mintió, me dijo que no tenía novia y me hizo creer que yo... que yo podía gustarle. Pero tiene novia, o al menos la tenía...

—Esme, hay algo que no entiendo... si dices que solo son amigos, ¿en qué te afecta que tenga novia? Es decir, entiendo que te moleste que no te lo haya contado, pero... ¿no crees que exageras? A lo mejor ni era tan importante... qué se yo —dijo encogiéndose de hombros. Esme solo miró el suelo y suspiró.

—Él me gusta, Adrián... y pensé que... parecía que las cosas entre nosotros estaban resultando, nuestra amistad empezaba a ser algo un poco más especial, ¿lo entiendes? —preguntó la muchacha y miró a Adrián con algo de pena y mordiéndose el labio inferior, él asintió—. Pero debió decirme que tenía novia y no ilusionarme así.

—Lo entiendo... —dijo y quedaron en silencio por un buen rato—. Esme... ¿sabes? —preguntó el muchacho mirándola y la chica lo observó—. Tú eres una chica muy especial para mí, hemos sido amigos desde muy chicos y nunca me di cuenta la falta que me hacías hasta que te tuve lejos, de pronto me encontré comparándote con todas las chicas con las que estaba, ninguna te alcanzaba.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora