* 19 *

29.4K 3.8K 924
                                    

Leo pasó por ella como prometió en la mañana del lunes, y una vez frente a la escuela, cuando se disponían a entrar, la tomó de la mano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leo pasó por ella como prometió en la mañana del lunes, y una vez frente a la escuela, cuando se disponían a entrar, la tomó de la mano.

—¿Son novios? —preguntó Coti mirándolos confundida.

—Algo así... —dijo Leo.

—Solo de mentiritas, pero no puedes decir nada —zanjó Esme—. ¿Entendido?

—¿Novios de mentirita? ¿Es como si estuvieran jugando a ser novios? —inquirió—. ¡Cómo Pablito y yo! —sonrió. Esme la miró sorprendida.

—¿Qué? —preguntó.

—Shh, no puedes decirlo —dijo llevándose el dedo a los labios—. Mamá dice que soy muy chica para tener novio.

Leo se echó a reír. Coti se despidió de ellos y entonces ingresaron.

Tefi los vio llegar de la mano y sonrió, ella ya sabía todo lo que sucedía pues Esme le había llamado apenas llegó del cine el otro día y entre lágrimas le contó lo de Antonio. También le contó de la descabellada idea de Leo y a Tefi le pareció genial, así que la alentó. Por supuesto, ella ese mismo día llegó más temprano e hizo correr el chisme de que Leo y Esme se habían puesto de novios, nadie lo creía así que estaban todos en la entrada esperando la llegada de la pareja.

Al verlos expectantes, Esmeralda se sintió nerviosa y Leo la abrazó para atraerla más y susurrarle al oído que todo iría bien.

Entraron al salón y dejaron sus cosas como para sentarse juntos, eso había sido idea de Tefi. Leo la besó en la frente, justo cuando Luli, Camila y Matías ingresaban al salón.

—¿Entonces qué se siente abrazar a la ballena? Ha de ser súper acolchadita, ¡ya no necesitas almohadas! —bromeó Luli.

—Sí, no sabes, mucho más cómodo que tus huesos clavándose por todos lados —dijo Leo y Tefi, que ya había entrado también, sonrió.

—No lo entiendo —dijo Matías sin sacar la vista de Leo.

—No importa, entiendo que tu cerebro no funciona bien —añadió Leo y luego le dio la mano a Esme—. ¿Vamos, amor? —inquirió.

La chica solo asintió algo sonrojada ante ese trato, una cosa era decir que eran novios, otra muy diferente, simularlo.

Durante el receso de ese mismo día y de todos los siguientes en esa semana, Leo y Esme no se separaron, él la abrazaba y le daba la mano, así como algún que otro beso en la frente o la mejilla. Esme empezó a acostumbrarse a aquello y al darse cuenta de que nadie se le acercaba para burlarse, aunque todos los miraban constantemente, ella empezó a soltarse también, le gustaba enredar sus dedos en el pelo del chico, e incluso abrazarlo por la cintura.

—No me digas que no te gusta, es tan lindo —dijo Tefi aquella tarde mientras estudiaban juntas en su casa.

—Solo somos amigos —zanjó Esme cansada de las insinuaciones de su mejor amiga.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora