* 18 *

27.9K 4K 1.1K
                                    

Caminaron por la playa en silencio hasta que Leo se sacó los zapatos y decidió caminar por la orilla mojándose los pies, daba pequeños saltos y correteaba como un niño, sintiéndose feliz por primera vez en mucho tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Caminaron por la playa en silencio hasta que Leo se sacó los zapatos y decidió caminar por la orilla mojándose los pies, daba pequeños saltos y correteaba como un niño, sintiéndose feliz por primera vez en mucho tiempo. Esme reía al verlo así, le gustaba mucho la persona que era Leo por debajo de esa capa de enfado que había visto en un principio.

—¡Sácate los zapatos! —gritó Leo un poco más adelante.

Esme obedeció y corrió tras él también. Estaban ya bien cerca del barco cuando se dieron cuenta de que allí había una fiesta, la misma donde hacía un rato habían visto a Tony.

—Si quieres nos quedamos por aquí —dijo Leo sonriendo.

—No, no tengo nada que ocultar —añadió la muchacha.

—¡Esa es la actitud!

Siguieron caminando hasta llegar al muelle y se dirigieron al barco. Subieron y entonces Leo se dejó caer en el suelo mirando al cielo e hizo un gesto para que ella se acostara a su lado, la chica así lo hizo.

—Un día seremos libres, libres de todo lo que nos ata hoy... ya verás —dijo Leo con una sonrisa y Esme solo asintió.

—Gracias por esta noche, has convertido la que pudo haber sido la noche más triste de mi vida en una de las más mágicas —sonrió.

—Lo mismo hiciste por mí el otro día —dijo el muchacho volteando para verla a los ojos.

Se quedaron así viéndose y sintiendo la comodidad que los envolvía cuando de pronto la presencia de alguien llamó la atención de ambos.

—¿Qué es esto, Esmeralda? —preguntó Tony al verlos así.

—¿Qué haces aquí? —preguntó la muchacha incorporándose.

—¿Qué es esto? —volvió a preguntar y esta vez los señaló a ambos.

—Nada... solo estamos...

—Ella no tiene que explicarte nada, Antonio —zanjó Leo sentándose, Esmeralda ya se había puesto de pie—. Y quiero que te bajes de mi bote en este mismo momento.

—¿Tú bote? ¡En tus sueños! —Se burló el muchacho.

—Quiero que te vayas o te tendré que echar —dijo Leo levantándose.

—No te tengo miedo. Esmeralda, vamos, tenemos que hablar —zanjó el muchacho.

—No... —dijo Esmeralda con timidez—. No tengo nada que hablar contigo.

—¿Qué? ¡Claro que tenemos mucho de qué hablar! Vamos, necesitamos arreglar las cosas —insistió y se acercó a ella tomándola de la mano.

—¿No escuchaste que te dijo que no tienen nada de qué hablar? —inquirió Leo—. Vete, quiero que te vayas.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora