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Capítulo cincuenta y cuatro «meses»

«♪»

Caminó junto a YoonGi, le había pedido que trajera un cuaderno limpio y un par de plumas o lápices —para lo cual ocupó la pluma que éste le había regalado hace meses—, no comprendía del todo por qué estaba llevándole a algún sitio lejano de la facultad pero dentro de la misma universidad, antes de que se adentrasen a otra facultad el mayor le invitó a sentarse en un pequeño banco de cemento que se hallaba cercano, JiMin sonrió porque ese panorama era nuevo para él pero le agradaba bastante; quieto, ligero, callado... aunque los árboles no eran los mismos, pero le gustaban mucho.

— MinMin... —el mayor tomó sus manos apresándolas— hoy... umh...

— ¡Ah! —Sonrió— tres meses... ¿no?

— Sí... —acarició sus nudillos— pero... te tengo una sorpresa.

JiMin miró a su alrededor esperando encontrar un regalo, sin embargo no había objeto alguno que pudiera parecer caja o bolsa que tuviera dentro algún regalo, después de admirar con rapidez todos los lugares posibles miró al mayor.

— Pero... es un regalo especial. —YoonGi suspiró soltándole para luego girarse sacando de su mochila un pequeño objeto de piel un poco más grande que sus manos, pues habían ciertas partes del mismo que sus dedos no lograban apresar con totalidad aquel objeto.

— ¿Qué... es? —JiMin lo tomó entre sus manos inspeccionándolo, encontró en la parte trasera un par de botones que desprendió con facilidad y delicadeza, cuando admiró el interior sólo atinó a levantar el rostro con los ojos llenos de sorpresa y admiración— Yoonie...

— Ok... ven conmigo. —Se levantó junto con el menor tomándole de la mano, se adentraron a la facultad atravesando un par de árboles.

La facultad estaba en silencio, aunque habían estudiantes en el patio los mismos estaban inmersos en silencio, JiMin pensó que era como estar en el salón de YoonGi, allí eran callados y quietos, con algunos libros y libretas en las butacas pero sin gran movimiento, admiró a algunos chicos practicando con espadas de madera algunos diálogos, recordó, entonces, las obras que solían ver juntos, otros tantos estaban haciendo algunas cosas en el patio; estaban haciendo máscaras de yeso y sus manos se mostraban blanquecinas hasta el interior de las uñas. JiMin admiró nuevamente todo el lugar pensando que, quizás, si YoonGi se hubiera cambiado de carrera a él no le molestaría, aquel lugar parecía entretenido.

— Escúchame... —YoonGi tomó sus hombros acariciándolos— ¿Serás valiente?

JiMin ladeó el rostro un poco y luego bajó la mirada sin comprenderlo, sus dedos acariciaron la piel del objeto entre sus manos.

— No... no entiendo... —le miró dudoso.

— MinMin... si no quieres está bien ¿estamos de acuerdo? —Sonrió.

— No entiendo... —junto sus cejas en preocupación.

— Antes de que lo diga... si no quieres no pasará nada ¿De acuerdo?

— No entiendo... no entiendo... no entiendo... —susurró más preocupado.

— Hay un taller de fotografía aquí... —sonrió.

JiMin miró el edificio sorprendido y luego miró a su pareja.

— Pero... no podré entrar contigo... —acarició su cuello— ¿Estarás bien solo?

JiMin miró el objeto entre sus manos levantándolo un poco.

— La... la cámara...

— Sí, la cámara es para que la ocupes aquí... —le miró intrigado.