Capítulo cincuenta y nueve «meses pt2»

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«♪»

Cargaron las enormes libretas hasta la casa del mayor, con las palmas ocupadas en pinturas y una cámara, rápidamente dejaron las cosas en el sillón para suspirar cansados.

YoonGi limpió su frente de sudor imaginario mientras trataba de recuperar el aliento.

Mataré al dueño por no arreglar el ascensor. —Jadeó.

Observó desde el rabillo del ojo como el menor se levantaba tomando los cuadernos para acomodarlos a un lado de los libros —lugar que YoonGi había despejado únicamente para él—, su respiración seguía alterada al igual que sus mejillas enrojecidas por haber cargado todo eso por las escaleras; tres libretas de diferentes tamaños —aun así eran grandes—, una bolsa con botecitos de pintura y otra bolsa con brochas, una cámara y un par de cajas de rollos, pues el menor había admitido querer seguir tomando fotografías una vez que terminara el taller. Afortunadamente algunas de esas cosas fueron donadas por la universidad, siendo así el rollo lo único que costó un poco de la billetera de él y SeokJin.

No acomodes, MinMin... —puchereó el mayor cansado— MinMin~ —pronunció alargando la última vocal.

Debemos... ir con Jinnie... —asintió el menor.

No vayamos... —dejó caer su cuerpo con más pereza respirando con pesadez.

Yoonie... —JiMin se acercó y el mayor pensó que se sentaría, sin embargo arrebató de sus manos la bolsa con las pinturas.

¡MinMin! —Se quejó fingiendo un lloriqueo.

¿Mh? —JiMin acomodó las pinturas según la paleta de colores.

Deja eso~ —pataleó.

Si... si no acabo... entonces... tendrás que acomodar tú... —habló mientras seguía reacomodaba unos cuadernos buscando el lugar para su cámara.

Pues lo haré después... —asintió para sí mismo.

No... te ayudo. —JiMin se quitó el suéter haciendo que su cabello se revolviera un poco.

YoonGi, desde su posición, observó todo casi en cámara lenta, su cuerpo delgado desprendiéndose el suéter con lentitud, sus mejillas —aun sonrojadas— resaltando entre la suave tela de algodón color azul claro, pálido, casi blanco, su cabello brincando a borbotones formando cascadas suaves y curvilíneas hasta su frente, lentamente su piel de fue llenando de sombras causadas por aquellas hebras que en su esponjosidad daban un relieve suave al rostro canela del menor, sus ojos se mantuvieron cerrados durante todo ese ínfimo instante, haciendo que cuando su rostro se viera libre del suéter a la par que sus hombros y brazos se sintieran refrescados por el cambio de temperatura, sus pestañas revolotearan un poco, abanicando sus párpados. YoonGi suspiró un poco hipnotizado por la figura que se mostraba frente a él.

El menor se percató de la mirada fija en él, se giró un poco mostrando así los huesos de su cuello resaltando entre su tostada piel, dándole una imagen más delgada pero al mismo tiempo más definida, miró al mayor con sus orbes fijas en él y él respondió totalmente avergonzado con una sonrisa colándose entre sus labios, haciendo que sus ojos se acurrucaran entre sus mejillas a la par que sus pestañas cubrían la parte blanquecina de sus ojos; sus manos se encogieron entre su pecho abrazando con fuerza el suéter, queriendo calmar los latidos de su corazón y la sangre galopando hasta sus orejas. Realmente le encantaba cuando YoonGi lo miraba así, sin seriedad ni burla, sólo con admiración, cuando entre todas sus respiraciones se colaba un suspiro que terminaba escapando de entre sus labios, huyendo entre sus blancos dientes por tener la boca un poco —casi nada— abierta. Él podía jurar que sus ojos analizaban cada pestaña, cada hebra, cada poro que su cuerpo contenía... y eso lo amaba. Amaba sentirse admirado.

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