Capítulo 1

1.6K 135 10
                                    

"No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros".

                                     Paulo Coelho

Haylin

Si a mi vida la definiera una sola palabra, “bucle” sería la ideal. Sí, es extraño, lo sé. ¿Y por qué le llamaría de esa manera? Pues en eso ha se ha convertido mi vida desde aquel oscuro julio; un bucle que no cesa en repetirse y arruinar todo lo que, con esfuerzo, construyo. He estado en un constante cambio, en donde cada problema me ha obligado a huir. He estado rodeada de situaciones  peligrosas. Éstas me han obligado a comenzar de nuevo, una vez más. Gael, agregándole en última instancia a Víctor, se han convertido en una latente amenaza para mi vida. Sin embargo, hay algo que marca la diferencia entre lo ocurrido aquella última vez, con lo sucedido esta mañana: el tener a Kerian a mi lado, sano, salvo y vivo. La primera vez, no corrí con la misma suerte; la vida y Gael me arrebataron a Ethan sin ninguna contemplación. En esta ocasión, gracias a Dios, no ha sido así. No obstante, el temor me sigue royendo por dentro sin poder evitarlo.

Hace unos pocos minutos nos hemos detenido frente a una pequeña tienda de ropa americana. A Fabiola y a Kerian se les ha ocurrido la brillante idea de comprar algo de ropa para mí, o por lo menos, la necesaria para no ir casi desnuda a casa de sus padres y poder sobrevivir durante algunos días hasta poder recuperar la mía, la cual, por cierto, no es mucha. Instantes después, Fabiola entra al auto con un par de bolsas en las manos y me mira con una amplia sonrisa.  Extiende el montón de bolsas hacia mí y yo, un poco avergonzada, las agarro.

—No creo que haya sido necesario esto, Kerian. Enserio, ya te lo he dicho—le musito cohibida.

Niega sonriente y va decir algo, pero es interrumpido por Fabiola.

—Vamos Haylin, no te avergüences por esto ahora. Para nosotros no es ninguna molestia, si es por eso que te sientes incómoda. Además, recuerda hacia donde nos dirigimos. No creo que quieras conocer a tus suegros en esas fachas —me señala de arriba hacia abajo con un gesto burlón en el rostro.

Me ruborizo. Kerian no puede evitar sonreír al escuchar a su hermana.

—Tienes razón, Fabiola. Gracias —asiento, aún un poco apenada.

Está en lo cierto. No me imagino saludando a los padres de Kerian en estas condiciones.

Un leve silencio se instala en el auto de repente. Fabiola enarca una ceja en mi dirección y señala con la mirada hacia las bolsas. Frunzo el ceño y no logro comprender del todo lo que quiere decirme. Niego y encojo los hombros. Ella sonríe y suspira.

—Cámbiate de ropa ahora mismo, Haylin, que ya estamos por llegar. Bueno, todavía nos falta más o menos media hora, pero eso no importa, la cuestión es que te cambies ahora mismo —musita —. En fin, no creo que seas capaz de cambiarte frente a mamá, ¿cierto? Porque eso no sería una buena primera impresión para ella, te lo aseguro. Así que aprovecha ya.

Cuando pienso que ya ha terminado, murmura mirando de reojo a Stewart:

—Ah, y por cierto, si lo que te precoupa ahora es que Stewart te vea, no te preocupes. Por su bien, no lo hará, te lo aseguro.

Mi cara se tiñe de rojo una vez más. Vaya. ¡Qué estúpida soy! Miro de soslayo a Stewart, quien niega detrás de esas oscuras gafas, seguramente irritado al escuchar a Fabiola. Kerian ríe divertido. Luego, éste se mueve un poco para darme espacio.

—Adelante preciosa, te esperamos —murmura Kerian acariciando mi hombro.

Yo sonrío al escucharle. De la bolsa, saco un jean negro y una blusa de seda en beige. Después de varios intentos, logro ponerme el jean. Luego, veo la pequeña blusa. Observo de reojo a Fabiola, a Stewart y a Kerian antes de quitarme el abrigo. Con rapidez, me coloco la blusa y peino mi cabello rubio con las manos hacia un lado. Con un asentimiento de cabeza, le indico a Fabiola que ya estoy lista.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora