Capítulo 5

913 100 18
                                    

Gael

Mi estómago ruge por el hambre. Busco rápidamente un puesto de cómida rápida. Con el poco dinero que me queda después de haber rentado un barato departamento la noche anterior, compro una hamburguesa y una coca cola. Al terminar de comer, busco el móvil de Haylin y lo reviso. Hay algunas llamadas perdidas de números desconocidos. Abro un mensaje que ha llegado de unos de ellos y lo leo:

Hola Dra. Cooper, no se si me recuerda. Soy Diana, hace poco días terminé mi tratamiento con usted. En fin, sólo le mandaba este mensaje para saludarle y agradecerle una vez más por todo lo que me ayudó. Ah, y quería decirle que este sábado estaré tomando un vuelo para Madrid, por lo que, como sabrá, me encuentro un poco nerviosa. Sin embargo, cuando los nervios me atacan, pienso en lo que usted me dijo. Debo ser fuerte, tomar todo con calma y ver este viaje como el inicio de una nueva vida o como usted bien dijo, el comienzo de un nuevo capítulo . Bueno, supongo que debe estar ocupada, así que no le robo más tiempo. Espero que se encuentre bien doctora. Y como se lo dije  anteriormente, espero  coincidir con usted algún día para poder charlar o tomar un café.

Se despide, Diana Smith.

Nada interesante. Vuelvo a WhatsApp y busco aquellas malditas conversaciones con el tal Kerian. No puedo evitar sentir furia al escuchar cómo se tratan. Quiero destruir este maldito celular ahora. Lo aprieto con fuerza, pero me detengo. Guardo el celular en mi chaqueta. La mujer pelirroja que atiende el puesto no ha dejado de mirarme desde que llegué. Su mirada de sospecha no me gusta nada. No quiero que nadie me reconozca, eso sería demasiado peligroso para mí. Con cierto apuro, pago lo que me he comido y salgo disparado del lugar sin esperar el cambio.

Ya en la calle, vuelvo a sacar el móvil. Sin embargo, este parpadea incesante. ¡Mierda! Se va a descargar y no tengo un maldito cargador. Debo buscar y comprar uno en alguna una tienda. Supongo que tiene que haber de esta marca. Es un Samsung, con casi todo tipo de cargador funciona. Espero que no sea muy caro, porque ya no me queda mucho dinero y, necesito un cepillo y una pasta de dientes con urgencia, además de jabón y un desodorante.
Entro a una pequeña tienda y saludo a un joven castaño de no más de 18 años que atiende en el mostrador. En su desteñida camisa verde, logro leer Cody. Busco entre todos aquellos artículos, una pasta pequeña, un jabón y un desodorante. Encuentro todo aquello sin ningún problema y lo echo en una las bolsas de mi chaqueta. No obstante, hay algo que no he logrado encontrar; el maldito cargador. Doy vueltas por toda la tienda sin obtener resultado. Me dirijo a la caja y le digo al tal Cody  qué estoy buscando. Este murmura con una voz pastosa y poco audible.

—Mmm, me temo que no le puedo ayudar con esto señor, pero si gusta, a unas cuantas calles...

No le escucho. De mala gana, saco lo que he tomado y lo pongo sobre el mostrador. El chico saliva profundo y se calla al notar mi actitud tan osca. Poco después, mete todo en una pequeña bolsa y con cautela, me dice cuánto es el precio total.

—Cuatro dólares con...

Coloco un billete de cinco dólares sobre el mostrador y le digo que se quede con el cambio. Salgo rápidamente de aquella tienda. Muy bien, me quedan sólo 20 dólares. No sé qué haré con tan poco. Necesito el cargador y poder encontrar a Haylin. Con esto, no podré hacer ninguna de las dos cosas. ¿Qué hago? Analizo las pocas opciones con las que cuento y ninguna de ellas me sirve. Aunque... puede que haya una opción que me pueda favorecer: llamar a mi primo. Si él pudo ayudarme a huir del hospital y encontrar a Haylin, no creo que se niegue a contribuirme con un poco más de dinero, o quizá no se niegue en brindarme ayuda para encontrar a Haylin si se lo pido una vez más. En fin, si ya lo hizo en una ocasión...

Saco el móvil de Haylin y lo reviso. ¡Mierda! Está apunto de apagarse. No puedo llamarle desde aquí. No pierdo tiempo revisando el mío porque sé que se ha apagado hace algunas horas. Bien, creo que no me queda más remedio que conseguir un cargador. Pero... ¿En dónde? Si no mal recuerdo, el chico de la tienda me lo iba a decir. Sin embargo, yo no le dejé hablar.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Where stories live. Discover now