Capítulo 29

557 77 12
                                    

Haylin

—¿Por qué estás tan pensativo?

—Fabiola —suspira Kerian, mientras reclina su cabeza en el asiento—. Dejarla así me ha costado un mundo. Ella no se encuentra nada bien. Necesita un poco de apoyo y comprensión. Lo que está pasando ahora, para ella, no es nada fácil —niega—. Quisiera saber por qué Stewart le lastimó de esta manera. No lo entiendo. Confiaba tanto en él, creí que le haría inmensamente feliz, pero ahora, con esto... no lo sé...

—Te entiendo —le digo—. Pero, no te angusties tanto por esto. Tu hermana es muy inteligente y muy fuerte. Será capaz de salir adelante de esto, así sea sola, que no creo que lo esté ahora. Recuerda que allá se quedaron tus padres. Estoy segura de que ellos le apoyarán muchísimo.

Asiente y gira su cabeza. Me acaricia cariñosamente la mano y sonríe. Con sus perfectos labios, susurra:

—Gracias. Gracias por escucharme y apoyarme, preciosa.

Se acerca lentamente y busca mis labios. Al encontrarlos, me besa con ternura. Mientras nuestros labios se saborean, algo dentro de nuestros cuerpos se enciende. Sonrío al sentir que muerde mi labio inferior.

—Ojalá estuviésemos a solas —murmura sugerente, acariciando mi mejilla con su dedo pulgar.

Me ruborizo y miro a mi alrededor; todos están ajenos a lo que aquí ocurre. En el avión, a la izquierda, a un par de asientos adelante, mis ojos logran divisar una mata de cabello afroamericano conocido. De pronto, mi sonrisa se desdibuja. "Sí, ojalá" me digo interiormente a lo que Kerian ha insinuado. Agradezco enormemente que se haya sentado lejos de nosotros.

En un principio, cuando le conocí, sabía que no me caería del todo bien por ser consciente de su pasado con Kerian; supongo que esto es normal en cualquier chica. Pero, después de ver la forma tan insinuosa en la que se ha dirigido a Kerian hace rato, algo en mi interior me dice que algo no marcha del todo bien con ella. Necesito averiguar pronto cuáles son sus verdaderas intenciones para con Kerian. Quizá, siendo directa, podré saberlo. No obstante, sé que debo esperar un poco, o, al menos hasta que Kerian y yo nos hayamos instalado por completo en Los Ángeles. Por lo pronto, sólo seguiré de cerca sus pasos.

Kerian se ha dormido, así que yo también decido hacer lo mismo. Me recuesto sobre el asiento y observo distraída a través de la ventanilla, aquel cielo azul plagado por centenar de nubes pomposas. Me pregunto vagamente, qué nos esperará en esta enorme ciudad que cada vez está más cerca de nosotros ¿Qué nos deparará? ¿Acaso aquí todos mis fantasmas se esfumarán de una vez por todas, o, regresarán? Quiero evitarme el pensar en eso ahora. Ruego a Dios porque el destino nos regale una vida llena de felicidad y mucho amor. Quiero recargar mis energías, dejar mi pasado atrás, enfocarme de lleno en mi presente y esperar con ansia lo que está por venir. Deseo que, la doctora Haylin Cooper regrese. No la misma de antes, no. Si no una distinta, una más feliz, más fuerte, segura de sí misma y que haya derribado todos y cada uno de sus peores miedos; esa es la Haylin Cooper que deseo que regrese.

                        ***

¿Esto es enserio? Llevo cinco minutos aquí y ya no soporto el calor. Sabía que haría, pero no a este nivel tan infernal. Me llevará más tiempo del que creí para adaptarme a este clima. El paisaje, sin duda alguna, es una delicia visual: las palmeras, los enormes edificios, el asombroso atardecer del Océano Pacífico entremezclado con la lejanía de algunas montañas, la inmensidad del Golden Gate, el gigantesco letrero de Hollywood... en fin... todo es una maravilla. Por un leve instante me olvido de que es Daphne quien nos está llevando en auto hasta Santa Mónica.

A través del espejo retrovisor, puedo notar que esta nos mira de reojo cada cinco malditos segundos. Sus ojos recaen con mayor frencuencia en Kerian, y eso sin poder evitarlo, me irrita. Kerian va totalmente ajeno a todo esto; recorre insinuosamente sus dedos por mis muslos. Le miro de reojo y noto la sombre de una sonrisa en sus labios. Si tan solo notase las miradas que le lanza Daphne... me comprendería. Sé que es normal sentir celos; yo misma he sido testigo de ello. En mi profesión, tratar con celosas psicóticas es normal; quizá por eso es que controlo mis impulsos de querer borrarle a golpes la estúpida sonrisita cada vez que mira a Kerian. "Eso no pensaste la última vez que se lo hiciste a Jennifer, ¿recuerdas?" Ruedo los ojos al escuchar a mi subconsciente. "Esa vez sí que tenía motivos de sobra para dejar de ser una calmada psicóloga que todo lo resuelve dialogando" me excuso mentalmente. En esos instantes, Jennifer sí que se había propasado con sus dañinas e hirentes palabras hacia Kerian, el daño que le estaba causando a él estaba sobrepasando todos los límites. No justifico mi reacción como la más apropiada, pero en ese instante fue la única salida que encontré.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Where stories live. Discover now