Capítulo 17

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Kerian

Un extraño, pesado e incómodo ambiente se comienza a diluir en la sala. Nadie pronuncia palabra alguna. Mi cabeza no deja de divagar en todo lo que ha ocurrido: papá ya estaba al tanto del proyecto y mamá no se ha tomado con mucho entusiasmo la noticia de mi viaje a Los Ángeles. Definitivamente, todo esto me tiene al borde del colapso. No sé si estar enfadado o aliviado porque todo haya salido a la luz. Por otro lado, está Haylin y ese paquete que ha recibido. En cuanto concluya con esta conversación, iré a buscarle. Es tan extraño e inesperado, que no me genera muy buena espina. Espero que sólo sean ideas mías.

—No he intervenido en absolutamente nada hijo, te lo juro... —la voz de mi padre es un lejano murmullo para mis oídos y me trae de vuelta a la realidad. Le escucho suspirar—. En realidad, soy el vicepresidente del departamento —confiesa de repente—. Así que... tarde o temprano me terminaría enterando del proyecto que tienes entre manos.

Vaya. Eso no me lo esperaba. ¿Vicepresidente?

—¡Qué bien! —musita mamá sin poder creerlo—. Lo que me faltaba. ¡Increíble!

Escucho sus tacones resongar por todo el comedor. La imagino caminando de manera incesante de un lado a otro. Está furiosa y confundida, lo sé, y con mucha razón. No la culpo.

—¿Has dicho vicepresidente? —indago anonadado sin poder creerlo.

—Sí, eso he dicho.

Jamás lo imaginé. Mi padre, vicepresidente del Departamento de Proyectos Emprendedores. De verdad que no lo creo. Es tan...

—¿Desde cuándo papá? —pregunto intrigado.

—Desde ya hace varios meses, hijo. Esto era algo temporal —dice—. Un amigo estaba cumpliendo una incapacidad. Me pidió como favor que, mientras él se recuperase, yo le suplantara. Sin embargo, un día, de forma inespereada, murió y yo tuve que quedarme al frente por un tiempo indefinido. Nada de esto estaba entre mis manos...

Asiento y trato de procesar toda la información que llega a mi cabeza.

—George, ¿por qué no habías hablado de esto conmigo? —le pregunta mi madre, deteniendo el incesante ruido de sus tacones al caminar.

—No lo sé mi cielo, no creí que fuese necesario —le responde mi padre.

—Sabes que esto no es justo George —le indica ella casi con la voz entrecortada—. Ya sabías lo que nuestro hijo pensaba hacer —murmura en un tono más bajo, casi sereno—. Debiste de hablarlo conmigo.

—Lo sé. Pero eso no hubiese cambiado nada. Es su decisión, es lo que él desea hacer y no podemos impedirlo. Nuestro deber como padres, es apoyarle.

—Así es, mamá —decido hablar—. No puedes cambiar nada. Pero hay algo que si puedes cambiar tú: el miedo. Entiendo a que le temes. Yo, en ocasiones, también lo siento —suspiro—. Me aterra lo que está por venir, pero no me importa. ¿Sabes por qué? Porque sé que si enfrento todo eso que me aterra... podré lograr lo que quiero. Anhelo progresar con mi vida. Deseo dejar una profunda huella, algo que... marque verdaderamente la diferencia en este mundo y, ayudando a los demás, mamá, es como pienso hacerlo.

Le escucho suspirar.

—Lo sé mi niño... Por eso estoy muy orgulloso de ti —dice en un suave murmullo entrecortado. De pronto, le siento acercarse y rodearme con sus cálidos brazos—. Créeme, no lo dudo ni un poco. Confío y creo plenamente en ti. Sé que eres capaz de lograr grandes cosas. Pero entiéndeme... —esconde su rostro contra mi pecho y empieza a sollozar— no lo... puedo evitar. Eres mi hijo... y me da miedo alejarme... de ti.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Where stories live. Discover now