Capítulo 24

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Haylin

Escucho los latidos constantes de un corazón; ese sonido me relaja. Aspiro y un dulce olor a vainilla se cuela en mis fosas nasales. Abro perezosamente los ojos y veo a Kerian, aún dormido. Sonrío y beso su pecho al recordar lo que me dijo la noche anterior. ¿Esto en realidad está sucediendo? Levanto un poco mi mano y observo aquel reluciente anillo. Hoy es el día, me digo. Hoy comienza nuestra vida. Y Los Ángeles será nuestro punto de partida. No puedo evitar ponerme ansiosa. ¿Qué nos deparará la vida? ¿Todo mejorará para bien? ¿Los fantasmas de mi pasado me abandonarán por fin? Por un instante, el miedo ante de lo desconocido me pone nerviosa. ¿Seremos Kerian y yo capaces de poder enfrentar todo lo que se nos venga? ¿Nuestro amor será lo suficientemente fuerte para esto? Suspiro y trato de borrar los pensamientos negativos que me invaden. Todo irá bien, me digo.

—¿Estás bien? —La ronca voz de Kerian se cuela en mis oídos. Su sola sonrisa me hace olvidar esos indeseados pensamientos. Suspiro una vez más su aroma y recuesto mi mejilla sobre su pecho—. ¿Cómo amanecieron esos golpes? ¿Cómo amaneció tu brazo? —Besa mi sien y me atrae hacia así con mucha fuerza. Gimo al sentir un leve dolor extenderse por mi brazo—. Lo siento preciosa —se disculpa y me libera de sus brazos un poco.

—No te preocupes —le resto importancia—. He amanecido de maravilla. A pesar de haber tenido una noche bastante movida —le digo jocosa— estoy bien. Estos golpes ya no duelen tanto como ayer.

—Me alegra escuchar eso —sonríe con malicia, recorriendo con sus dedos mi vientre. Una espiral de sensaciones se forma en la parte interna de mis muslos—. ¿Qué tal si repetimos lo de anoche? —Insinúa—. Yo estaría más que encantado.

—Ya lo he notado. —Río levemente y me muerdo el labio inferior al sentir su más que abultada erección punzar mi cadera—. A mí también me...

Su mano se detiene en a la altura de mi estómago. Éste ruge hambriento. ¡Maldición!

—¿Qué tal si posponemos este encuentro para más tarde, preciosa? No nos caería nada mal un buen desayuno. ¿Qué te parece?

No lo creo. En estos instantes, el apetito sexual ha retornado con mucho más poder. Me quito la sábana de encima, me siento con algo de dificultad y me encaramo entre sus muslos, presionando su erección. Paso mis dedos sobre su abdomen y le digo sugerente:

—El desayuno puede esperar, Kerian, yo no.

—Bueno... —excitado, ruge cuando empiezo a moverme entre sus muslos—. Tan sólo lo decía...

***

Después de repetir una más que caliente sesión de sexo y tomar un baño, Kerian y yo decidimos bajar para ir al comedor. Mientras nos movemos hacia allí, conversamos largo y tendido sobre varias cosas; una de ellas está relacionada con el viaje. Me ha dicho que. el vuelo que Stewart nos ha hecho el favor de reservar a última hora es a la 1 una de la tarde. Esto me ha puesto a pensar mucho. ¡Ni siquiera hemos alistado las maletas! Él intenta tranquilizarme diciéndome que ya todo está solucionado.

—No lo entiendo Kerian. ¿Por qué lo dices? —Continuamos caminando en dirección a las escaleras. Empezamos a bajarlas con cuidado.

—Ya me he encargado de eso. Ayer, cuando vine del hospital para cambiarme, aproveché para decirle a Gabriela que me hiciese el favor de alistar todo el equipaje.

Frunzo el ceño. ¿Quién es Gabriela?

—Ella sustituye a Ally los fines de semana. Gabriela solo trabajó ayer, por eso no la viste el día de la cena —responde a mi pregunta sin formular—. Vaya cena no... —esto lo dice con un deje de angustia en su voz. Le detengo a medio camino.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora