Capítulo 11

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Víctor

Analizo a fondo la foto que Hunter me ha enviado ayer por la noche. No he podido dejar de mirarla, ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo he hecho. Acerco mucho más la imagen. Recorro con la mirada centímetro a centímetro, el delgado y sensual cuerpo de Haylin. Reconozco perfectamente su fino rostro, un rostro que parece preocupado. No puedo evitar sentir un enorme deseo crecer dentro de mí al verla enfundada en un ajustado y corto vestido rojo. Lo demás, el entorno blanco y luminoso que está tras ella, quedan hecho a un lado por su belleza. Suspiro y me recuesto sobre la silla. Miro hacia el oscuro techo de mi pent-house y medito mi próximo paso. Hunter sólo ha logrado averiguar que Haylin no posee ningun tipo de relación con su hermana y cuñado. No es información de gran relevancia y me deja con muchas más dudas. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué iba sola? ¿Por qué el estúpido ciego no le acompañaba?

Coloco el móvil sobre el escritorio y doy un giro con la silla. ¿Qué debo hacer para encontrarla? ¿Cuál debe ser mi siguiente jugada para encontrarle? Pienso en mis opciones: investigar. Sí. Su familia debe de saber dónde está, aunque a estas alturas ya deben de estar enterados de todo lo que he hecho. Sería estúpido llegar a su casa y preguntarles como si nada, en dónde se encuentra su hija. En otra instancia, estaría su mejor amiga, Natalia. Aunque... Creo que ella no está en New York. No. Ni ella ni los padres de Haylin son una opción viable ni rápida. Ninguno está en New York y yo necesito encontrar una respuesta lo más pronto posible. No perderé mi tiempo viajando a Georgia.

Pienso en mandar a Hunter, pero no sería una buena idea. Se tardaría una eternidad en averiguarlo. Suspiro frustrado. ¿Qué podría hacer? Me pongo en pie y camino por la estancia de un lado a otro. Al acercarme al escritorio, una nueva idea surca mi cabeza: Kerian. Él está con ella. No sólo debería enfocarme en Haylin. Él tiene una hermana y, por lo que sé, ella tiene una joyería en Manhattan, cerca de aquí. ¿Cuál es su nombre? Rememoro aquella última vez que estuve con Rebbeca en el departamento de Haylin. Estaba Kerian, Haylin, Natalia y ella. Su nombre es... ¡Claro! Lo he recordado. Su nombre es Fabiola, Fabiola Grayson. Sonrío... no tengo tiempo que perder. Espero encontrarle allí y de la forma que sea, sacarle algo de información.

Tomo el móvil, me pongo una chaqueta, busco las llaves del auto y salgo disparado del pent-house. Tomo el ascensor para llegar al aparcamiento. Cuando llego a mi auto, inserto la llave y enciendo el motor. Éste ruge con fuerza. Me agarro firmemente al volante y arranco a toda pasta por el aparcamiento hasta sumergirme en las atestadas vías de New York.

Aparco el auto frente a un edificio de vidrio. Me quito las gafas oscuras y lo observo detenidamente durante algún par de segundos. Luego de estar pensando si hacer esto es buena idea, me encamino hacia la joyería. Estando ya dentro, mis ojos se deleitan con una amplia gama de joyas de todos los tipos brillan intensamente. Mientras me detengo en una enorme sortija con un refulgente diamante rojizo, una vocecilla aguda me habla:

-Disculpe, ¿en qué le puedo ayudar?

Levanto la cabeza y me encuentro con una mujer de piel blanca y ojos marrones. Es rubia, y muy hermosa, además. La miro detenidamente. No, no es la hermana de Kerian. Ella, al notar mi escrutadora mirada, se ruboriza, se aclara la garganta y vuelve a preguntar lo mismo. Esta vez sí le respondo:

-Eh... sólo veo.

Ella asiente. No deja de mirarme. Me está comenzando a molestar no ver a la dichosa hermana de Kerian. Será que no...

-Bueno, mi guapo, te espe... -escucho otra voz. Se detiene al verme y frunce el ceño.

En efecto, es ella. Piel blanca y cabello corto, así recuerdo haberla visto. De pronto, en su mirada se desata la sorpresa. Habla entre susurros al móvil y corta. Me mira fijamente y musita:

-Salga ahora mismo de aquí.

La rubia abre los ojos como platos en dirección a Fabiola. ¡Mierda! Claro, ¿cómo no lo vi llegar? Ella debe de estar enterada de todo. ¿Cómo pretendí intentar sacar información con ella? Qué estúpido he sido. De hecho, venir hasta aquí ha sido una tontería. Seguramente ella le dirá a Haylin que yo he estado aquí. Debo de hacer algo... Una brillante idea se cruza por mi mente.

Enarco una ceja.

-Saldré de aquí -murmuro golpeando con los dedos las vidrieras de las joyas -hasta que me digas en dónde se encuentra Haylin. Sé que lo sabes y por tu bien, es mejor que me lo digas -le amenazo -. Sólo le busco a ella. Así es que, si no quieres que algo le suceda a tu hermano, coopera conmigo.

Le veo suspirar profundo. La otra chica nos mira con sorpresa a mí y a Fabiola.

Ésta última niega y cierra los ojos.

-No soy tan imbécil -los abre-. No le diré ni una sola palabra.

Aprieto la mandíbula. Siento que en cualquier instante la furia me invadirá. Aprieto los puños y me acerco más a ella. Sólo nos separa una larga estantería de joyas.

-Acabas de hundir a tu hermano -doy un puñetazo contra el estante de vidrio-. Él está en alguna parte de Ohio, lo sé, así que... cuando le encuentre, le recomiendo atenerse a las consecuencias, porque será la culpable de todo lo que le pueda ocurrir.

Sus ojos se empañan y comienza a negar frenética.

-¡Salga ahora mismo! -Grita- ¡Ahora! ¡Ya! ¡Maldito hijo de puta!

La otra se queda de pie frente al mostrador, congelada, atónita.

Mi furia ha estallado y estoy apunto de pasar sobre este estante y golpearle. En cambio de hacer eso, en un ágil movimiento, logro estirar mi brazo y tomar el suyo. Lo aprieto con fuerza.

-¡Suélteme! -Implora al borde del llanto. Sacude el brazo intentando soltarse de mi agarre.

-Suéltela o llamo a la policía -oigo musitar a la rubia.

Tiene un móvil en la mano. Le miro fulminante. Ella parece encogerse ante mi retadora mirada, pero no suelta su celular, en cambio, lo eleva aún más,
amenazándome. Escucho un fuerte estruendo detrás de mí. Suelto a Fabiola. Apenas si giro mi cabeza cuando, de repente, alguien me toma del otro brazo y me empotra violentamente contra la pared de vidrio. Gimo con dolor al sentir el impacto.

-Si vuelves a tocarle, te juro que te mato.

Aprieta con fuerza mi cuello.


Capítulo corto, pero fulminante. ¿Qué ocurrirá después? En el próximo capítulo lo descubriremos. Nos vemos y que tengan una excelente semana. No olviden comentar y votar, se los agradecería de todo corazón.

Bendiciones!!!

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Where stories live. Discover now