Capítulo 4

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Haylin

Después de tomar aquel más que relajante y caliente baño, Kerian y yo caminamos en silencio por la sala. No he querido comentarle absolutamente nada sobre el mensaje de ahora. De hecho, ya lo he eliminado. Lo que sí le he comentado y que lo mantiene con una sonrisa de oreja a oreja desde que se lo he dicho, ha sido el mensaje con referencia a su proyecto. Me ha dicho que, mañana a primera hora, se pondrá en contacto con su asesora. Creo que su nombre es Dahpne, o algo así. No sé si me equivoque, pero si no mal recuerdo, Kerian me había mencionado en alguna ocasión ese nombre. En fin, no interesa cuándo me lo haya dicho, el asunto más importante ahora, es llevar acabo su fundación. Si eso lo tiene así de feliz, yo también lo soy y le apoyo.

—¿No tienes hambre? —Rompe el silencio Kerian.

—Un poco —le digo.

Asiente.

—Pues vamos a la cocina —murmura—. Yo sí que muero de hambre —dice mientras se frota el abdomen por encima de la camisa de franela.

Niego y río. Cuando nos dirigimos hacia la cocina, Ally aparece frente a nosotros dándonos un gran susto.

—¡Oh cielos! Disculpen por aparecer así de pronto —se disculpa apenada—. Iba a buscarles a su habitación para decirles que la cena ya está lista, por si gustan pasar al comedor.

—Tranquila Ally, mejor tú discúlpanos a nosotros por aparecer así de improviso —musita restándole importancia—. Y qué agradable escuchar eso último, porque muero hambre —bromea—.  Esperaremos pacientes en el comedor, Ally, muchas gracias —le agradece Kerian.

Ally sonríe complacida y camina de vuelta al comedor. Nosotros le seguimos el paso. Ella nos sirve un delicioso arroz blanco con un trozo de carne bañado en salsa blanca y una ensalada de verduras; Kerian y yo rápidamente nos disponemos a comer. Todo está delicioso, Kerian devora su comida en un santiamén. Poco después, le sigo yo. No tenía un apetito voraz, pero con esta deliciosa comida, mi apetito ha despertado por completo. Cuando estoy limpiando mis labios con una servilleta, la puerta del comedor se abre. Detrás de ella, aparece un hombre casi idéntico a Kerian, nada más que con algunas canas encima. Viste un lustroso traje negro con una camisa blanca y una corbata celeste. Al notar nuestra presencia, mira con asombro a Kerian y con sorpresa hacia mí. No hace falta ser muy inteligente como para no percatarse de que es el padre de Kerian.

Golpeo el hombro de éste y le susurro quién ha llegado. Éste se levanta como un rayo al escucharme. Yo le sigo a un lado tomándole la mano.

—¿Papá?

Es lo único que pronuncia Kerian antes de que su padre le dé un profundo abrazo y le palmee la espalda. El hombre al separarse de él, coloca sus manos en las mejillas de Kerian y le analiza a profundidad, seguramente tratando de averiguar si ese hombre al que acaba de abrazar, es su hijo.

—No puedo creerlo, pero si es mi muchacho —musita el señor con una deslumbrante sonrisa—. Ven aquí —le abraza nuevamente—. Qué grata sorpresa tenerte por aquí hijo, no sabes como me has alegrado el día —le dice mientras le abraza. Kerian suelta mi mano y corresponde firme al abrazo.

Cuando terminan de abrazarse, éste murmura con una tímida sonrisa hacia mí:

—Papá, te presento a mi novia, Haylin. Haylin, te presento a mi padre, el señor George Grayson.

El señor Grayson sonríe y extiende su mano hacia mí; yo hago lo mismo. Éste besa sutilmente mi mano y musita caballeroso:

—Es un placer conocer a la hermosa novia de mi hijo.

Mis mejillas se enrojecen. Le sonrío como muestra de agradecimiento.

—¿Y hace cuánto llegaron? —George se quita el saco y lo coloca en el respaldar de la silla sobre la cual se sienta. Ahora está sentado frente a nosotros.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora