Capítulo 8

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Haylin

¡Mierda! Claro que sé quién es él: Steve Monroe, el mismísimo padre de Gael. Él aún no me ha reconocido. Quizá porque nunca hemos entrecruzado palabra. Le conozco porque he visto en innumerables ocasiones, su nombre enmarcado en los periódicos y revistas más destacados de Georgia. Lo catalogan como uno de los empresarios más influyentes del estado. Además, es el accionista de una de las más importantes industrias de la metalurgia del país. No recuerdo muy bien cuál es el nombre de dicha industria, pero sé que es así.

Agacho la cabeza y asiento ante su pregunta. Sin embargo, no dejo de mirarle de reojo. Viste un elegante y formal traje en negro.

¿Cuánto tardará Jeff en llegar? Me pregunto con ansiedad. Esto me está incomodando demasiado. Y como si hubiese escuchado mi súplica silenciosa, Jeff hace acto de presencia.

—No ha llega... —él se detiene cuando ve a Steve de pie frente al estante—. Enseguida le atiendo señor —se dirige a él—. Haylin, la señora Grayson te necesita en la cocina —me avisa.

Observo a Steve. Sus ojos de pronto me miran suspicaces.

—Oye... —su penetrante mirada azul me pone nerviosa—. No sé si sea idea mía, pero... tu nombre me suena muy familiar. ¿Nos conocemos de alguna parte?

—¿Ya no necesitas mi ayuda aquí? ¿Cierto? —Me dirijo nerviosa a Jeff.

Éste frunce el entrecejo y niega. "Pues es obvio que él ya no te necesita, Haylin. ¿Que no te ha dicho que la señora Grayson te está llamando?" Me recuerda sarcástico mi subconsciente. ¡Mierda! Es cierto. Estos malditos nervios me tienen al borde de la locura.

Dejando el pañuelo sobre el estante e ignorando la incómoda pregunta que me ha hecho Steve, salgo como un rayo del mini bar. En el camino, cuando estoy lo suficientemente lejos, me doy la vuelta para observar si el señor Monroe sigue en el lugar. En efecto, sigue allí y ahora con una copa en su mano. Suspiro. Debo evitarle a toda costa. Sé que me ha reconocido cuando me preguntó si nos conocíamos.
Cuando surgió la situación con su hijo, el escándalo que generó la situación a su alrededor, fue inmenso. Sin embargo, supo evadirlo y evitó que afectara su trabajo de manera letal. Le vi en unas cuantas ocasiones en la corte, cuando yo ejercía como testigo principal del asesinato de Ethan.

La familia Monroe, quienes me odiaron a muerte en ese momento, acompañaron a Gael durante el proceso. Éste no fue tan tedioso como pensaba y no duró demasiado debido al sinfin de pruebas que lo incriminaban como el autor intelectual del asesinato. Además, mi testimonio y algunos otros, prácticamente le hundieron. Después de algunas pruebas psicológicas, a Gael lo declararon como enfermo mental y le internaron en un hospital psiquiátrico. Los Monroe intentaron meter mano para sacarle, pero por más dinero que tuvieran, no lo lograron. Luego, intentaron hundirme en todo sentido. Allá en Atlanta, tristemente lo lograron. Sin embargo, en New York esto no ocurrió, y todo gracias a Víctor. Por más que le odie ahora, él fue quien me salvó y evitó que todo esto llegara a más oídos.

Cuando vuelvo a emprender el rumbo hacia delante, choco inesperadamente con alguien. Me separo algo avergonzada. Esto, sin duda, se ha convertido en una mala costumbre. Por supuesto que, en esta ocasión, con el que he tropezado, no ha sido Kerian el afortunado.

—Perdone —me disculpo y levanto la mirada.

Al hacerlo, me encuentro con un tipo alto de ojos grises y cabello dorado. En la mirada de este extraño, logro notar algo de sorpresa.

—Eh... no es... tranquila  —sacude la cabeza y habla de forma atropellada. Segundos después, sale disparado por el salón.

Le sigo con la mirada y le veo perderse entre la gente. No sé si sea idea mía, pero... parecía nervioso, alterado, como si hubiese visto a un fantasma. "Bueno, siendo tú... no es mucha la diferencia" se mofa mi subconsciente. Ruedo los ojos e ignoro ese pensamiento. Sin duda, eso ha sido raro. Frunzo el ceño, encojo los hombros y emprendo mi camino hacia donde la señora Grayson. Claro, esta vez soy más atenta y evito algún tipo de tropiezo o choque vergonzoso.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Where stories live. Discover now