Capítulo 12

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Haylin

Aún es de noche. Suspiro y me dejo embriagar por el dulce y fresco aroma de Kerian. Recuesto mi barbilla sobre su pecho y le miro. Cuanto me alivia estar de esta manera, junto a él. Gracias a estos pequeños instantes, mi cabeza se libera momentáneamente de todos los problemas que nos rodean. Su respiración pausada y serena me reconforta. Después de besar en repetidas ocasiones su pecho, vuelvo a ser presa del sueño.

Estiro mi cuerpo. Aún sin abrir los ojos, muevo mis brazos de un lado a tratando de buscar a Kerian. Suspiro frustrada al no encontrarlo y me siento sobre la cama. Escucho el sonido de la ducha y me relajo. Observo detenidamente la habitación. No cabe duda que todo aquí transpira paz. Las paredes azul cielo me transmiten esa comodidad. Giro mi cabeza hacia un lado de la cama y arrugo el entrecejo. Me queda una verdadera ola de ropa y pertenecias que acomodar. Aunque no estoy del todo segura si deba hacerlo. No sé por cuánto tiempo nos quedaremos exactamente y tampoco tengo idea de dónde podría acomodarlo todo; es bastante. Además, sé que a cierta hora del día la señora Ally entra a ordenar aquí; y sería un poco sospechoso para ella encontrar todas estas cosas aquí. Analizo en qué lugar podría esconder estas cuatro valijas. Recorro con la mirada toda la habitación y el único lugar factible que diviso es el armario. Bien. Manos a la obra.

Quito la sábana de mi cuerpo. Busco algo de ropa cómoda dentro de una de las maletas y me visto. Muevo una primer maleta de color rojiza y la coloco dentro del armario en una esquina. Voy de la más pequeña hasta la más grande. Cuando llego a la última, apenas si la puedo mover. La toma de la manija y con todas mis fuerzas la jalo hacia mí. En el movimiento, esta cae. Yo intento moverme lo suficiente para evitar que caiga sobres mis pies. Sin embargo, mi cálculo de distancia es ineficiente y da de lleno en mi dedo gordo. Un huracán de improperios se empieza a crear en mi cabeza, pero no los suelto. Respiro profundo y me contengo. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Maldigo. ¡Cómo duele! Entre pequeños saltos hacia atrás, acaricio mi dedo intentando aliviar el dolor. ¡Rayos! Siento mi dedo palpitar. De repente, algo me detiene posando sus manos en mi culo.

—Vaya preciosa, creí que con lo de anoche había sido suficiente —murmura Kerian acariciando mi trasero. Está de broma, lo sé. Ruedo los ojos y me pongo de pie. Él quita sus manos.

—Alguien amaneció gracioso, ¿eh? —digo con la atención aún puesta en mi dedo machucado—. Auch —me quejo al apoyar el pie sobre el suelo.

Levanto la mirada y le observo. Su cabello ha adquirido un tono más oscuro por el agua. Frunzo el ceño y sonrío. Lleva un vaquero negro y una camisa blanca totalmente desabotonada. Su pecho y abdomen relucen bajo algunas diminutas gotas de agua.

—¿A dónde vas tan... guapo y formal? —Pregunto confundida.

Encoge los hombros.

—Querrás decir vamos, porque tú me acompañarás —musita enarcando una ceja y sonriendo de la forma que tanto me fascina.

Le miro extrañada.

—¿A dón...?

—¿Estabas haciendo algo? —Me interrumpe.

Observo la maleta que aún sigue tirada en el suelo y suspiro.

—Ordenaba algunas cosas —suspiro un poco agotada.

Él lo nota y me atrae con sus brazos.

—¿Qué sucede preciosa? ¿Te encuentras bien? —Pregunta dejando un tierno beso sobre mi frente.

Niego y sonrío.

—He tenido una ardua batalla con una de las maletas —digo frunciendo el entrecejo— y creo que he perdido.

Haylin: Derribando tus miedos |PARTE 2| © |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora